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ISSN: 1562-384X Año XXVIII / Número 86. Julio-Diciembre 2024 DOI: 10.32870/sincronia |
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Revista semestral de Filosofía, Letras y Humanidades | ||||||||||||
La figura del fantasma como motivo para lo fantástico
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DOI: 10.32870/sincronia.axxviii.n86.15.24b | ||||||||||||
Joel Alonso Luna Mendoza Nelson Solorio Talavera |
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Recepción: 11/04/2024 Revisión: 05/05/2024 Aprobación: 27/05/2024 | ||||||||||||
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Resumen. Palabras clave: Literatura. Fantástico. Cuento. Regreso. Abstract. This paper approaches part of the literary corpus from the writer María Elvira Bermúdez, specifically her incursion on the fantastic genre. In order to do so a review of two short stories by the Mexican writer, “El regreso” and “El inútil velorio”, is presented, focusing on the figure of the ghost, as well as its possible symbolic meaning around the idea of the return. Such task was done under the aimed reading technique, which allows a deeper approach to specific elements of a short story. Keywords:Literature. Fantastic. Short story. Return. |
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Introducción Cabe destacar que la autora fue una defensora de los derechos de las mujeres, se sabe que fue promotora del derecho al voto de la mujer en México y llegó a ser la primera mujer en graduarse de la Escuela Libre de Derecho. Por lo que no sorprende que en su obra destaquen los personajes femeninos protagónicos e insumisos. La escritora trabajó para la editorial Porrúa prologando las obras de autores como Edgar Allan Poe y Julio Verne, publicaciones que aún en la actualidad pueden encontrarse con facilidad. Sin embargo, el resto de la producción literaria de Bermúdez tuvo una suerte dispar, y por lo general ha sido escasamente publicada y promovida. Ejemplo de esto son las ediciones de su antología “Muerte a la zaga” que se publica en 1985 y se reedita para el tiraje de Lecturas mexicanas un año después, para reaparecer sólo hasta el año 2013 en Cuentos presuntamente completos, Jesús Alvarado, en “Los cabos sueltos: La cuentística de María Elvira Bermúdez” de dicha antología y sobre la difusión de la obra de Bermúdez, señala que:
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Encontrar sus libros no es tarea fácil; salvo la edición de Muerte a la zaga en la colección Letras Mexicanas del Fondo de Cultura Económica (FCE), sus libros fueron publicados en tirajes menores y no ha habido mucho interés por recuperar la obra de una de las escritoras que ha recibido mayores elogios en el ámbito nacional, en un tiempo y en un campo aún adversos para la figura femenina. (2013b, p.9). |
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Sobre los cuentos que conforman Alegoría presuntuosa (y otros cuentos), Laura Cázares, en “Los demasiados cuentos 1970-1973”, comenta acerca de la diferencia entre la usual línea de interés de Bermúdez, el género policial, y su tránsito por otros géneros, incluidos los irrealistas, centrándose en la antología: |
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A diferencia de otros libros de la autora, que se centran en la temática policial, éste se construye con una gran diversidad de temas: las relaciones fallidas de pareja, que se mantienen aún después de muertas; los fantasmas, que parecen seguir aferrados al espacio de los mortales; la recreación de experiencias de personajes que provienen de otros textos literarios, los de Julio Verne, por ejemplo; los sucesos extraños, que pueden ocurrir al viajar por el extranjero, el deseo de trastocar la cotidianeidad, sin lograrlo. (2004, p.158). |
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Cabe destacar que la antología de cuentos ha tenido poca visibilidad en el mundo editorial, al momento de llevar a cabo la presente revisión sólo se encontró que dicha antología se ha publicado en dos ocasiones: en 1971 en una primera edición a cargo de la editorial Federación Editorial Mexicana, mientras que una segunda edición se imprime en el 2013 gracias al Instituto de Cultura del Estado de Durango, en una antología titulada Cuentos presuntamente completos. Es interesante destacar que hay cuarenta y tres años de diferencia entre los tirajes de la obra, la literatura de Bermúdez no ha sido promovida como la de otros autores y autoras de nuestro país e incluso es menos conocida su obra fuera de lo policiaco, ya que generalmente se le asocia a dicho género por sus aportes a la narrativa, crítica y teoría de este. Acerca de lo fantástico, Alvarado enfatiza en que, si bien la autora dedicó gran parte de su producción al género policiaco, lo fantástico formó parte de los géneros que desarrolló en su propuesta narrativa. Y la propia Bermúdez sobre sus historias dijo: “‘he intentado el procedimiento criminológico luego en dos más he echado mano de elementos fantásticos’” (Bermúdez, 1987, citado por Alvarado, 2013a, p.29). Aunado a sus propios cuentos, en 1986 Bermúdez creó una de las primeras antologías sobre el fantástico en México, Cuentos fantásticos mexicanos (1986),en donde incluyó historias de Amparo Dávila, Juan José Arreola, Elena Garro y Francisco Tario, entre otros. Aunque se ha tratado y divulgado mayormente su aportación al género policiaco, resulta innegable que el género fantástico forma parte del corpus literario de la escritora. Sobre el tránsito de Bermúdez en la vena fantástica, Sara Poot Herrera (2021), en “Alegorías fantásticas de María Elvira Bermúdez”, hace hincapié en la forma en la que la imposibilidad frente a la realidad logra que la narrativa no realista de la autora se enfoque en claras alusiones a situaciones reales a través del uso de lo insólito, dotando a sus relatos de trasfondos que van más allá de lecturas superficiales. Pretendemos, entonces, revisar los elementos fantásticos en María Elvira Bermúdez para promover esa parte de su producción, ya que es una narrativa compleja y profunda, dotada de elementos de irrealidad que se ajustan a las pautas del género, y a su vez buscamos resaltar aquellos elementos reiterativos y de interés como la figura del fantasma que se presenta en varios de sus cuentos. Para ello, nos centraremos en dos relatos específicos; “El regreso” y “El inútil velorio”, en los cuales se presentan elementos fantásticos vinculados a figuras fantasmales que asedian la normalidad de los universos narrativos. Para lograr lo propuesto, se llevará a cabo una lectura dirigida, como propone Lauro Zavala (2004), en Cartografías del cuento y la minificción, pues ésta nos permitirá enfocarnos y analizar un elemento en específico, en este caso la figura del fantasma. La lectura dirigida es en donde: |
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[…] el lector se concentra en un fragmento del cuento, es decir, en una escena clave, en una conversación crucial, en el establecimiento de un tema, en el párrafo inicial o en la frase inicial del cuento. La lectura dirigida exige prestar atención a los detalles y a fragmentos mayores, y permite señalar lo que no es evidente en una primera lectura: un tema colosal sugerido por un detalle o una importante clave sugerida por una palabra. (2004, p.13). |
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A partir de la lectura dirigida, propuesta por Zavala, se revisará la figura del fantasma en los cuentos seleccionados de María Elvira Bermúdez, para dicha lectura se tomaron algunas categorías específicas que permiten una interpretación amplía sobre lo fantástico y lo fantasmal en Bermúdez. En el capítulo “Elementos para el análisis del cuento”, Zavala formula una cartografía categórica de la cual tomaremos las siguientes categorías con fines analíticos; el título (sus anclajes a la narración), el inicio (la relación entre el inicio de la historia y su final), Narrador (en cuanto a la focalización de la atención), personajes (los conflictos interiores y exteriores, la evolución moral de la figura protagónica), el género (en cuanto a la estructura de las historias y sentido simbólico) (2004, p.14-17). Consideramos que los elementos de análisis propuestos por Zavala permiten una revisión de la figura del fantasma en “El regreso” y “El velorio inútil”, lo cual nos facilita indagar en la función y posibles significados que conlleva. Se busca, entonces, abordar la narrativa de Bermúdez desde la perspectiva del cuento fantástico y, a su vez, ahondar en la idea del regreso como uno de los aspectos reiterativos y articuladores para el fenómeno fantástico dentro de estas historias. Breve conceptualización del género fantástico Antes de comenzar con algunas revisiones teóricas acerca del género es interesante presentar la forma en la que la misma autora lo definía: para Bermúdez “Puede deducirse que el procedimiento para crear literatura fantástica consiste en invertir los términos de una situación: lo inmaterial se materializa, se concreta en lo abstracto, se da vida a lo inerte y todo ello se humaniza.” (1986, p.34). Se puede indagar que para la duranguense lo fantástico es aquello naturalmente imposible, lo que transgrede las normas establecidas dentro de la cotidianeidad en lo narrativo. Además, para Bermúdez, lo fantástico puede existir sin provocar terror o espanto, mostrar un hecho inverosímil que, aun causando disrupción, no intenta generar dichas emociones. Aunado a la definición de la autora para este trabajo se comprenderá también a lo fantástico desde las propuestas de Ana María Barrenechea (1972), en Ensayo de una Tipología de la Literatura Fantástica (A propósito de la literatura hispanoamericana), y Omar Nieto (2016), en “El sistema de lo fantástico: la quintaesencia de la literatura”. Acerca del género Barrenechea establece que: |
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[…] la literatura fantástica quedaría definida como la que presenta en forma de problema hechos a-normales, a-naturales o irreales. Pertenecen a ella las obras que ponen el centro de interés en la violación del orden terreno, natural o 1ógico, y por lo tanto en la confrontación de uno y otro orden dentro del texto (1972, p.2). |
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Acerca de lo fantástico, Omar Nieto (2016) comenta que: “Lo fantástico se manifiesta cuando se pone en marcha un estado familiar de cosas en el que hay una intrusión de lo no natural” (2016, p.20). Es decir la intromisión del elemento no familiar, generalmente de índole sobrenatural, se sobrepone a la naturalidad propuesta dando lugar a lo irreal, a lo fantástico. Como última concepción del género se optó por la propuesta de David Roas (2008), en “Lo fantástico como desestabilización de lo real: elementos para una definición”, en donde alude a que: |
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[…] lo fantástico exige constantemente que el fenómeno descrito sea contrastado tanto con la lógica construida en el texto como con esa otra lógica —también construida— que es nuestra visión de lo real. La narración fantástica siempre nos presenta dos realidades que no pueden convivir (2008, p.112). |
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El fantasma como motivo literario Bermúdez, entonces, toma el motivo del fantasma y lo desarrolla en las dos historias aquí exploradas. Para la autora, en Cuentos fantásticos Mexicanos, los fantasmas hacen de: |
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[…] menester de testigos e intérpretes y disponen de una gama muy variada de móviles para regresar al mundo; y en esto último se distinguen de las almas en pena, están limitadas a una sola función. Se diferencian asimismo unas y otros en que los fantasmas se van marcando paulatinamente el cambio de lo objetivo a lo subjetivo; y ahí, en el campo de lo subjetivo aparecen todavía otros muertos singulares. (1986, p.28). |
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*fantasma. m. Visión quimérica, como la que ofrecen los sueños o la imaginación acalorada. || *Imagen de un objeto que queda impresa en la fantasía. || fig. Persona *orgullosa, grave y presuntuosa. || f. Espantajo para asustar a la gente sencilla. (1985, p.383). |
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Por último, acerca del fantasma, es también necesario revisar su función en el ámbito literario para lograr un mayor entendimiento de esta en la narrativa de Bermúdez. Para esto se llevó a cabo una revisión de diversas fuentes en donde se estudia a dicha figura. Sobre el fantasma Ricardo Román (2007), en “Javier Marías, cuando el fantasma hace literatura”, propone que “El fantasma es la representación literaria más angustiosa de una persona que desea ser escuchado desde el otro lado, allá donde las cosas parecen mejores; pero el fantasma padece, sufre y se congoja de igual manera por lo que ve, siente y escucha” (2007, p.156). Se puede entender que en dicha concepción se alude a las necesidades del fantasma, a los deseos después de la muerte y las razones para volver al mundo de los vivos y coexistir con ellos. Acerca de los motivos para la existencia y retorno de aquellos que han muerto, y vuelven como fantasmas, María Angélica Semilla (2018), en “Fantasmas: el eterno retorno. Lo fantástico y lo político en algunos relatos de Mariana Enríquez”, hace una revisión de la figura del fantasma y propone que: |
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[…] la presencia del muerto vivo, del ausente/presente o de la huella latente del que ha sido sin dejar totalmente de ser, no es una pura creación del imaginario, sino una realidad que irrumpe en la vida cotidiana con su carga de incongruencia y angustia (2018, p.267). |
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Es dicho retorno uno de los temas recurrentes en ambos cuentos, así como el sentimiento de angustia y arrepentimiento mostrado en las descripciones y diálogos de los mismos fantasmas en las historias. Ambos relatos presentan a figuras fantasmagóricas que comparten rasgos, pero a la vez se distinguen por aspectos específicos como las razones para su retorno, es decir si bien la función en ambas figuras es similar, la forma en la que se desarrollan e interactúan dentro del universo narrativo es distinta. El fantasma en María Elvira Bermúdez “El inútil velorio” es un breve relato sobre la agonía, la muerte y el extraño regreso a la vida de una madrastra. Comienza con una descripción ambiental de la casa, penumbrosa y lúgubre, caracterizada de inmediato como un espacio de angustia y luego de luto. Es posible afirmar que la narración tiene un tono funerario. Matizado con la pronta revelación de que la protagonista, la hijastra de la moribunda, espera su muerte con esperanza, como una liberación. Se explica que la muchacha odia a su madrastra, primero simplemente por ser una “intrusa” y después por ser una mujer represora y que le infringía abusos y maltratos que podemos llamar verbales y psicológicos. Después se habla de la muerte del padre enterrado en una “ataúd lujoso” por concesión de la madrastra. Con este hito, el papel de la intrusa sobreviene sobre la hija, quien queda sometida al luto, a la obediencia y al odio silencioso hacia la madrastra, quien parece ser una mujer dominante. Planteada la situación desesperada de la huérfana, el relato nos regresa a su tiempo presente, en el que espera la muerte de la madrastra. Especula sobre lo que sentirá, si será consciente de su vida egoísta, y se le depara un encuentro con “El Malo” o con el Todopoderoso, y se le ve agonizar, abrir la boca y retorcerse. Sigue una descripción de la muerte en la que se es difícil distinguir el estado anímico de lo que ocurre en el ambiente: “Una racha helada invade sus arterías, mil sombras bailan a sus espaldas; susurros irónicos, llantos quedos, salen de los rincones, del techo, del suelo […]” (Bermúdez, 2013, p.46). Es importante notar aquí el asomo de lo fantástico, ya que la joven está sola sin embargo hay susurros y llantos que brotan de la casa misma. Tras el fallecimiento, la muchacha no soporta la ausencia de la madrastra y corre a buscar a alguien. Llegan las vecinas y se realiza el velorio, rezan toda la noche, la solemnidad oculta la sensación de liberación y alegría de la muchacha que ya es dueña señora de su propia casa. Tras el velorio, la muchacha se aproxima al cadáver en un estado febril y tiene una especie de diálogo breve con la muerta. Que se explica como un delirio en que escucha palabras en su cabeza que le atribuye a su madrastra. Esta explicación parece ponerse en duda más adelante cuando, después de que la muchacha busca en el desván dinero que guardaba la vieja, regresa y encuentra la escena plenamente fantástica del cuento, en la que el fantasma de su padre dialoga con la madrastra. La joven presencia el diálogo entre fantasmas y sobreviene el final del cuento, en el que la madrastra vuelve a la vida, ya no como fantasma sino en su propio amortajado cuerpo. El relato “El regreso” cuenta una historia, en una primera vista corta, en donde la narradora nos muestra la forma en la que vive y se relaciona con su exmarido y la nueva esposa. Durante la narración nos damos cuenta, a través de las acciones que se nos describen, que la primera esposa, la narradora sin nombre, ha muerto. Es su fantasma quien nos permite adentrarnos en las problemáticas que vivió durante su matrimonio, mismas de las que es testigo en el presente de una repetición de sus vivencias con el exmarido y la nueva esposa, el tono de la historia es sombrío, pero cálido a la vez pues la fantasma nos muestra los sentimientos que aún tiene por su exmarido, la necesidad de ayudarle que se refleja en hechos sobrenaturales para la nueva pareja, y comprendemos que la decisión de revivir las memorias de forma interminable es propia, la introspección en lo que la narradora hubiera hecho y lo que no nos deja aproximarnos a sus sentires, a la angustia, soledad y culpa que la atan al hogar. Aproximación a “El regreso” y “el velorio inútil” Cuando al lector se le revela que es un fantasma quien narra la historia es también descrita la razón para el mismo “Pero, he regresado. Porque ahora comprendo. No por un imperativo ajeno a mi albedrío que me confirme el sitio donde más gocé y donde más sufrí, sino por un acto de mi libre y soberana voluntad” (2013, p.56), la mujer que regresa lo hace por su voluntad, a pesar de los recuerdos tormentosos que tiene del hogar y del marido, el objetivo de dicho regreso es el intento de enmendación de aquellos errores que tuvo en vida durante su matrimonio, más no existe, según la narración, dicho reparo: |
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Estoy sentenciada a vagar por las noches en el departamento, a ir y venir entre las sombras, a provocar ruidos siniestros, a seguir de cuando en cuando como girón de niebla en la penumbra, porque sólo soy un pobre, aunque genuino, fantasma. (2013, 58). |
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[…] se acerca a la madrastra y más con el pensamiento que con las frases serviles de costumbre, le pregunta si su entierro debe ser igual al del padre. Claramente surge en su mente este vocablo: Mejor: “La soberbia mujer querrá, sin duda, un entierro mejor que el del padre” (2013, p.47). |
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Sobre el inicio de las historias En cuanto a “El regreso”, el párrafo inicial arranca con un tono confesional diciendo “Me duele que no me escuches” (2013, p.56). Y esto marcará el tono angustioso de todo el relato, y también da una pauta para una interpretación alrededor del problema de la comunicación. También al inicio encontramos la siguiente reflexión por parte del personaje narrador: |
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No puedo explicarte, cara a cara, cuánto deploro aquella separación, ni cuán dispuesta estuve a evitarla, por poco que para ello tú hubieras puesto de tu parte. No puedo decírtelo de viva voz. La palabra hablada, por lo demás, siempre fue inepta para expresar la verdad. Es en lo que escribimos donde volcamos nuestros pensamientos más sinceros y nuestras emociones más recónditas. (2013, p.55). |
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Acerca del “el inútil velorio” y su inicio, es interesante la adjetivación, pues alude a la tonalidad de la historia, la cual será sombría, inquietante y extraña. La referencia a una persona en cama de muerte dota a la narración de desesperanza, pues no da a entender que la madrastra vaya a sobrevivir, aún no se logra entrever la relación tormentosa que existe entre la protagonista, hijastra, y la madrastra agonizante. “La habitación en penumbra, silenciosa y quieta. La atmósfera pesada cercando su espíritu con la angustia de todas las esperas. La ventana oprimida por viejas y conservadoras persianas y allí, en el lecho acre, la madrastra muriéndose” (2013, p.45). El inicio no presenta elementos sobrenaturales, no existen presagios más que aquel que indica la muerte de la madrastra. Aunque sí hay un anuncio de la muerte y un ambiente permeado por la agonía. Bermúdez nos da la imagen de un lugar opresivo, temática que se vuelve central en la narración al entender la relación entre la hijastra y la madrastra. Y es en el segundo párrafo donde aparece el tema de la esperanza, que será una guía importante a lo largo de la narración “Los días tediosos reemplazaban a las noches lentas. La congoja sucedía al temor, pero en el silo obscuro de sus emociones, la esperanza brilló siempre como diamante perdido en el basurero.” (2013, p.45). La esperanza contrasta con el ambiente sombrío y agónico que se venía presentando, y además es impulso que guía al personaje principal hasta el último momento de la narración. Del narrador y la focalización |
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Me tienes miedo. Cada vez que hago crujir el piso con mis pasos leves o que entorno una puerta que rechina, tú te sobresaltas. Cuando me acerco suavemente a tu cama y tomo asiento en ella, a tus pies, tú despiertas lleno de pánico y tratas de descubrirme en la oscuridad. (2013, p.45). |
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Moví la mesa. Mis fuerzas son tan escasas que no conseguí llamar su atención. Hice luego un esfuerzo humano, verdaderamente humano, y tiré el vaso que estaba sobre tu buró. Ella creyó que tú lo habías tirado. Es incapaz de concebir que yo pueda realizar algo por mí misma. Y mi esfuerzo tuvo un resultado contraproducente: arreció su mal humor y tú te sentiste cada vez más mal. (2013, p.56). |
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Por su parte, el narrador en “el inútil velorio” presenta una historia contada desde una voz narrativa en tercera persona, no forma parte activa en los eventos que suceden, es un observador. Cuya omnisciencia le permite describir los sucesos extraños y las interacciones entre personajes. La focalización está en el personaje protagonista de la joven. De manera que se nos presenta el origen de su angustiante situación actual, la muerte de su padre y de su madre, y cómo quedó atrapada en una relación opresiva con su madrastra. Además, la joven es testigo de lo sobrenatural, los fantasmas son presentados desde su perspectiva y parecen estrechamente relacionados con su atormentado mundo interior. También se puede afirmar que el narrador permite reconocer las ataduras de la madrastra a lo material, el repudio a la muerte y al encuentro con la madre de la hijastra, si bien es inexplicable la razón por la que regresa a la vida, la narración nos da a conocer la necesidad y razonamiento por el cual la fallecida se niega a ir al más allá. De los personajes En esta interacción con los vivos es interesante notar una discordancia entre sus acciones e intenciones con la respuesta o consecuencia de estas, “Cuando me acerco suavemente a tu cama y tomo asiento en ella, a tus pies, tú despiertas lleno de pánico y tratas de descubrirme en la oscuridad, pero sin querer hallarme, sin intentar verme como soy.” (2013, p.57). En ese acercamiento hay una intención de ayuda y comunicación de la fantasma al esposo, más la repercusión es el espanto del marido al sentir una presencia desconocida y horrorizarse, mismo que causa un sentimiento de conflicto en la protagonista, pues al querer enmendar sus errores en el pasado solo se da cuenta que no puede, que, atada al hogar familiar, es causa de miedo y resulta un martirio el revivir las memorias y ser testigo de la relación nueva del esposo. La protagonista es portadora del conflicto en el relato, su condición de fantasma recoge los problemas de la incomunicación y de la impotencia, mientras su mundo subjetivo, sus emociones y reflexiones son dolorosamente lúcidas y entiende a la esposa nueva como una enemiga, y es por esto que se opone a ella, incluso intentando proteger al ex marido: |
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Ella, mi substituía, mi heredera, la que puede hablarte, quererte e incluso herirte, como yo tal vez lo hice a mi turno. Procuro hacer caso omiso de su presencia. Ella, por lo demás, me ignora. Sólo percibo sus actos y sus palabras cuando sospecho que esas palabras y esos actos están dirigidos en contra tuya. Y trato entonces de evitarlos. (2013, p.56). |
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Sobre “el inútil velorio” en cuanto a personajes Bermúdez presenta a tres que tienen un papel determinante dentro de la narración; la hijastra, la madrastra y el padre. Mientras que las viejas del pueblo actúan como facilitadoras del velorio y luego desaparecen. La hijastra, desde el inicio de la historia, muestra su odio a la madrastra, siendo esto un punto focal pues el conflicto y las emociones confusas como el miedo a estar sola y el odio a la madrastra causan confusión y angustia en la hijastra. Por otro lado, los conflictos externos tienen como combustible la mala relación entre las dos mujeres: “Era su deber ante Dios. Y la muchacha recibía correcciones y consejos con un silencio preñado de inútil rabia.” (2013, p.45), si bien en un principio el lector puede hacerse a la idea de que ese odio viene de un capricho, más adelante es descubierto que la madrastra hacía cosas en contra de la hijastra, como esconder las pertenencias de su madre: |
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Por el suelo rueda un retrato sin marco. La muchacha, llorosa y estremecida, reconoce aquella reliquia que durante tanto tiempo buscó en vano. Y acaricia con ternura las telas apolilladas, las cartas amarillentas, los libros deshojados y las flores marchitas que un día fueron trasunto de la personalidad materna (2013, p.47). |
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La evolución psicológica de la protagonista tiene de catalizador la esperanza de verse liberada de la presencia de su madrastra, esperanza que deviene en angustia, y finalmente se apaga derrotada por lo inevitable, cuando la hijastra se resigna a volver a su posición en el hogar una vez que la madrastra vuelve a la vida, mientras que esta última no muestra arrepentimiento o cambio a su manera de tratar a la hijastra, regresa porque no quiere estar con la primer esposa en el Más Allá, y por su atadura a sus pertenencias en vida. Acerca del género En la propuesta de Bermúdez nos damos cuenta de la inversión de lo fantástico, es el ente sobrenatural quien nos permite ver la forma en que su actuar irrumpe con la naturalidad del hogar: |
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Estoy sentenciada a vagar por las noches en el departamento, a ir y venir entre las sombras, a provocar ruidos siniestros, a seguir de cuando en cuando como girón de niebla en la penumbra, porque sólo soy un pobre, aunque genuino, fantasma. (2013, p.58). |
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“El inútil velorio” también puede ser clasificado como fantástico. Siendo una historia de fantasmas, incluso la historia de una “casa embrujada”, en la que el embrujo consta de la agonía. La situación de la casa y de sus habitantes está tan crispada y oscura que la aparición de los fantasmas parece una consecuencia lógica. ¿Qué más puede pasar en una casa llena de muerte y odio? Incluso la situación de la casa es tan siniestra, que cuando aparecen plenamente los fantasmas, no parecen oscuros en contraste, y el Más Allá es insinuado como un lugar deseable, y libre de la amargura y la oscuridad que permea la cotidianeidad. Vemos pues, que en ambos relatos, los fantasmas se presentan de maneras diferentes. Mientras que en “El regreso”, el fantasma es la voz narradora y el personaje protagonista. En “El inútil velorio” los fantasmas giran alrededor de la protagonista determinando su destino. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, en ambos relatos los fantasmas tienen papeles muy importantes, tanto a nivel de la anécdota, como a nivel simbólico. Los fantasmas como personajes permiten a Bermúdez presentar a sus lectores situaciones extremas, en las que las emociones humanas como el amor y el odio quedan al desnudo: Los fantasmas cuya presencia en el mundo está limitada a esa condición etérea, parecen parcialidades de lo humano, en las que sin embargo siguen ardiendo poderosamente las emociones que los motivaron mientras vivieron. La madrastra sigue siendo ardientemente egoísta aun en la muerte, y es su gran mezquindad la que la hace aferrarse a la vida. Mientras que la esposa fallecida regresa por el amor a su marido, un amor salpicado de celos y de su propia mezquindad, pero amor al fin. Vemos pues cómo los personajes fantasmales le permiten a Bermúdez experimentar con la condición humana. ¿Qué pasa si mueres, pero eres tan egoísta que vuelves a la vida que te aferras a la vida con tal de no ceder lo que consideras tuyo? ¿Qué pasa si mueres, pero sientes tanta angustia de separarte de lo que amas que decides volver en busca de una comunión que no tuviste en vida con tu ser querido? Los fantasmas le permiten a Bermúdez ensayar sobre la condición humana, sobre los mundos emocionales del odio y el amor, al mismo que también explora las posibilidades del género fantástico recurriendo a temas clásicos y dotándolos de nuevas dimensiones y aristas. Conclusión En sus cuentos fantásticos, “El regreso” y “El inútil velorio”, lo inexplicable tiene un carácter central y preponderante, como era de esperarse, pero también tiene la valiosa función de permitir la exploración de dimensiones de lo humano, como el amor y el odio, la esperanza y la desesperación, en situaciones extremas. Para ello, el personaje del fantasma parece ser el medio ideal, ya que en palabras de Bermúdez “disponen de una gama muy variada de móviles para regresar al mundo” (1986, p.28), como en el caso de los relatos aquí revisados, en donde vemos el fantasma de una esposa que aún después de muerta sigue buscando tener lazos de comunicación con su ahora viudo; o la madrastra que se rehúsa a ir al más allá movida por su apasionada mezquindad. Vemos pues que los fantasmas necesitan antes que nada una razón para regresar. Son en sí mismos regresos, indeseables para los vivos, pero urgentes para ellos mismos, pues permanecen atados al mundo por motivos nobles o innobles, pero poderosos. Estos motivos para volver, aunque justifican y vuelven creíble su presencia en el mundo de lo tangible, no la explican del todo, incluso teniendo teorías sobre el alma y el Más Allá, en el fondo resultan inexplicables y contrastan radicalmente con el carácter definitivo de la muerte. Por no decir su inexplicabilidad desde el punto de vista científico o realista que exigiría una trama policiaca. Despojados de todo, de cuerpo y validez en el mundo, los fantasmas que nos presenta Bermúdez sólo están dotados de su motivación para volver. Se trata de una curiosa forma de humanidad desnudada de su papel en el mundo de lo material y de las lógicas de lo cotidiano. En el caso particular del fantasma de la esposa, el mundo del hogar matrimonial la ha expulsado y se ve a sí misma con ser extraño, una intrusa en la casa que fue suya, y ahora está sumida en una incomunicación y una condición de despojo irreversible. Por su parte, la madrastra, lucha y escapa de esa condición, incapaz de aceptarla se aferra a su residencia terrenal con una fuerza casi feroz, anticipando ese despojo radical que les espera a los muertos. Irónicamente, el retorno de la esposa amante es trunco e incompleto y queda constreñido a lo etéreo y fantasmal; mientras que el regreso de la madrastra, motivado por el egoísmo, e incluso por el odio, es completado de manera tajante y brutal. Se puede decir que ambos cuentan exploran un trágico aferrarse al mundo común a la condición humana. Con motivación y consecuencias contrarias, el drama que entrelaza la vida y la muerte es presentado por Bermúdez de manera radical mediante la exploración de las posibilidades del personaje del fantasma. |
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