Otra mirada a la burocracia. Relectura de la novela
Un nuevo nombramiento de Alexander Bek.

Another look at the bureaucracy. Rereading of the novel
A New Appointment by Alexander Bek.

 
 

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Ángel Chávez Mancilla
Escuela Nacional de Antropología e Historia (México)
CE: angelch.mancilla@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0263-1493

 

DOI: 10.32870/sincronia.axxvii.n83.16b23  
 

Recibido: 17/03/2023
Revisado: 19/04/2023
Aprobado: 25/05/2023

 
 

Cómo citar este artículo (APA):

En párrafo:
(Chávez, 2023, p. __)

En lista de referencias:
Chávez, A. (2023). Otra mirada a la burocracia. Relectura de la novela Un nuevo nombramiento de Alexander Bek. Revista Sincronía. XXVII(84). 00-00 DOI: 10.32870/sincronia.axxvii.n83.16b23

 

 

Resumen.
La novela Un nuevo nombramiento del autor soviético Alexander Bek, escrita con el objetivo de criticar al régimen político soviético que se amoldó a los intereses, estilo de trabajo y concepción política de José Stalin, es sometida a un análisis puntual que toma por eje principal la actuación del personaje central que es presentado como modelo de burócrata estaliniano. Luego de destacar los aspectos negativos que se le atribuyen al funcionario soviético, éstos son contrastados con los rasgos positivos del mismo, para arribar a la conclusión de que el autor retrató con tanta riqueza el panorama político de la Unión Soviética bajo el gobierno de Stalin que la novela brinda información para matizar la imagen crítica que se ha consolidado en torno a estos personajes.

Palabras clave: Alexander Bek. literatura soviética. Burocracia. Estalinismo. Deshielo.

Abstract.
The novel A New Appointment by the Soviet author Alexander Bek, written with the aim of criticizing the Soviet political regime that conformed to the interests, work style and political conception of José Stalin, is subjected to a specific analysis that takes acting as its main axis. of the central character who is presented as a model of a Stalinist bureaucrat. After highlighting the negative aspects attributed to the Soviet official, these are contrasted with his positive features, to reach the conclusion that the author so richly portrayed the political panorama of the Soviet Union under the government of Stalin, that the novel provides information to clarify the critical image that has been consolidated around this character.

Keywords: Alexander Bek. Soviet literature. Bureaucracy. Stalinism. Soviet thaw.

 
 
 

Introducción
A finales del 2021, la editorial del Estado mexicano Fondo de Cultura Económica (FCE), bajo la dirección del intelectual de izquierda filo trotskista y anti stalinista Paco Ignacio Taibo II,[1] publicó la primera traducción al español de la novela del escritor soviético Alexander Bek intitulada Un nuevo nombramiento. Bek fue partícipe de la corriente del realismo socialista y la novela de producción, pero es principalmente conocido por sus obras sobre la Segunda Guerra Mundial en las que retrata la lucha de los soldados soviéticos en contra de los invasores nazis. Algunas de estas obras son Los hombres de Panfilov y La carretera del Volokolamsk, la cuales también han sido traducidas al español y publicadas por el FCE. Estas dos novelas fueron ampliamente difundidas en español antes de la edición del FCE[2], y aunque en este sentido dichas publicaciones no son una aportación novedosa, tienen la virtud de poner nuevamente en circulación la obra de Bek, y en cierta medida fueron el preámbulo de la publicación de la obra que es nuestro objeto de estudio.

La pluma de Alexander Bek se caracteriza por su gran capacidad para describir hechos de guerra, pero también por la delicadeza con que dibuja en pocos trazos el perfil psicológico de sus personajes, y la forma en que proyecta por medio de la minucia de acciones el carácter humano y los pensamientos de los héroes que puestos a prueba resurgen enaltecidos. Seguramente estas características de la pluma de Bek permitieron que el responsable del FCE, pese a ser crítico de la corriente del realismo socialista, se inclinara a la publicación de la novela Un nuevo nombramiento. El otro aspecto que seguramente influyó con mayor importancia en la decisión editorial de su publicación fue el contenido político de la obra que se inscribe en el torrente obras literarias críticas de la figura y obra política de Stalin, que acusan de burocratismo al gobierno soviético y de otros errores en el proceso de construcción socialista de la Unión Soviética (Ziolkowski, 1998).

Alexander Bek fue un escritor que gozó de fama y prestigio aun durante el gobierno de Stalin y fue integrante de la Unión de Escritores de la URSS. No obstante, esto no le inhibió de tener críticas al gobierno soviético. Por ejemplo, hacia 1967 Bek afirmó públicamente que veía como positivas las modificaciones a la ley de prensa en Checoslovaquia, ya que relajaba la censura, y consideró que estos cambios podrían ser un modelo para la Unión Soviética (Huxtable, 2022, p.13). Las críticas más agudas contra el gobierno soviético las expresó por medio de su obra, lo que implicó un cambio de posición política, pues pasó de una concepción favorable expresada en sus obras Kurako y La carretera del Volokolamsk a una fuerte crítica contra la burocracia y el gobierno soviéticos a lo que retrata en la novela Un nuevo nombramiento. El viraje político del novelista fue parte de un fenómeno social que incluyó a muchos otros autores soviéticos[3] y en parte fue producto del impacto político y social que sufrieron las fuerzas del movimiento comunista internacional luego de realizado el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en febrero de 1956, evento donde se presentó el llamado “Informe secreto” de Jruschov, que incluía una serie de acusaciones y calumnias contra el periodo de construcción socialista dirigido Stalin quien había fallecido en 1953.[4]

Así, la obra de Bek se gestó en el periodo del “deshielo”, que estuvo marcado por la “desestalinizacion” o persecución contra los antiguos colaboradores de Stalin y quienes sostenían las posiciones de éste. En este sentido, el objetivo político de Un nuevo nombramiento de Bek es presentar una crítica al gobierno soviético dirigido por Stalin, atribuyéndole un carácter burocrático y autoritario. No obstante que en este periodo Jruschov azuzó la crítica contra la figura de Stalin, se establecieron ciertos límites y esto sumado a la oposición de la familia del personaje real que Bek retrata y del que toma los materiales para ser el personaje central de la novela, llevó a un retraso de la publicación Un nuevo nombramiento, en la Unión Soviética, por lo que primero se publicó en el extranjero en 1971, y sólo hasta que se implementaron las reformas políticas del Glásnost el libro se publicó en el URSS en 1986 (Ziolkowski, 1998).

Hasta ahora los estudios sobre Un nuevo nombramiento han abordado la figura de Onísimov, el personaje central de la obra, destacando que representa el prototipo de un funcionario autoritario (Berelowitch, 1991). Otros estudios toman a este personaje como motivo para aseverar que el personal administrativo de la URSS actuaba como un grupo de soldados dispuestos a la traición (Woodhouse, 1991). La novela también ha sido enfocada por los críticos como un retrato del funcionamiento de la gran industria soviética (Davies, 1993) y entre las propuestas más novedosas de análisis se destaca el poner a la enfermedad de Onísimov como metáfora de la crisis social y personal que se vivía bajo el estalinismo.

El elemento común de todos los estudios hechos hasta ahora es la crítica al gobierno soviético y sus funcionarios, a la organización y mando de la industria que estaba ligado políticamente a la figura de Stalin y al estilo de trabajo que éste imprimió a sus colaboradores. Estos estudios, a partir de la visión crítica de Bek para ahondar en ella, han estado impedidos de preste atención a un conjunto de descripciones que dan información que permite enriquecer y matizar el retrato que éste hace de la era estaliniana, es decir: los estudios han tendido a enfocar la descripción de los aspectos negativos que retrata el autor.

Una mirada crítica que apele a la neutralidad y se abra a la posibilidad de ir contra la concepción hegemónica sobre el periodo de Stalin —como en la historia lo ha hecho recientemente Grover Furr (2020)— puede descubrir en la riqueza de las descripciones de Bek elementos positivos en el funcionario que le sirve de personaje central. El presente análisis parte de destacar los aspectos positivos de los funcionarios del periodo de Stalin que es posible hallar en Un nuevo nombramiento. Esto permitirá demostrar que pese a la crítica franca y explícita contra la burocracia que hizo Bek, reconoció asimismo efectos positivos que podrían llevar a contradecir la esencia crítica de la novela. Para exponer la propuesta de reinterpretación se presentarán dos apartados: el primero destaca las características que se atribuyen a Onísimov como un burócrata ejemplar; en el segundo, se vincularán el estilo de trabajo del personaje con la figura de Stalin.

Queda a la decisión del lector aceptar o rechazar la propuesta de lectura de Un nuevo nombramiento como una obra que exalta y permite empatizar con el personaje principal de la novela Alexander Leóntievich Onísimov. Pero es pertinente recordar que ver en la descripción de la burocracia aspectos favorables de una época que Bek consideraba ya desaparecida a la hora de escribir su novela[5] es un ejercicio similar al que algunos ensayistas han hecho al releer la Ilíada cuestionando la heroicidad de los aqueos para ponerse de lado de los troyanos considerando a estos como los verdaderos héroes por defenderse de la invasión de las huestes de Agamenón.

Onísimov el burócrata-soldado ejemplar
El personaje central de la obra en cuestión es Alexander Leóntievich Onísimov, y está basado en la figura real del funcionario soviético Iván Fiódorovich Tevosian. En la novela se dice que Onísimov era un comunista que ingresó a la lucha política y militar en la adolescencia, en medio de la guerra civil que siguió a la Revolución de Octubre de 1917. También se refiere que se convirtió en un funcionario soviético que participó en la reorganización de la economía en la época de los planes quinquenales a partir de 1928. La trayectoria formidable y disciplinada del personaje le llevó a ascender dentro del Estado soviético hasta llegar a ocupar la responsabilidad de la producción de tanques durante la guerra contra la Alemania nazi, y luego ser el Presidente del Comité Estatal de Metalurgia y Combustibles del Consejo de Ministros de la URSS.

La pluma de Bek brinda al lector los antecedentes de vida del protagonista, destacando que desde la guerra civil se enlazó con el Partido Comunista, y que en las décadas de 1930 y 1940 el vínculo se estrechó aún más. Además, describe su carácter, los intereses políticos y personales, sus aspiraciones y el modo de vida del funcionario. Esto lo hace el autor por medio de largas digresiones que Onísimov hace desde su madurez, en una época posterior a la muerte de Stalin, las cuales se gestan gracias a circunstancias, personajes y objetos que funcionan como detonantes de la memoria. La situación que el protagonista enfrenta como conflicto central se da cuando el grupo político de Jruschov se instala en el gobierno y a Onísimov, fiel colaborador de Stalin es desplazado de su puesto en la industria y debe preparase para cumplir el nuevo nombramiento de carácter diplomático que se le asignó para alejarlo de su rutina de vida y del campo de trabajo en el que se había especializado.

La descripción de Onísimov que se hace Bek, busca representarle como un hombre cuya vida gira en torno al cumplimiento eficiente de las tareas que sus superiores le asignan, pero esto no es presentado como una virtud, pues el autor agrega que el personaje actúa como despojado de criterio propio, lo que le hace guardar una obediencia. Es decir, se le perfila como un burócrata ejemplar que evita indagar sobre la situación política en la que se desenvuelven sus tareas y cumple movido únicamente por el interés de quedar bien ante sus superiores, aún y cuando esto le implique someterse a una gran presión que deteriora de su salud.

Esto puede tomarse como una metáfora de que la vida se le consume en el servicio al Partido Comunista y a Stalin. Pero si buscamos las motivaciones que Bek atribuye a la actuación del protagonista, no se encuentra ningún interés personal o mezquino, sino la convicción de que la labor política bien cumplida implicaba un beneficio para la sociedad y el mejoramiento de la misma, y por tanto al anteponer la “consolidación del régimen” socialista por sobre su salud y vida personal, más bien se demuestra la virtud de la actuación consiente y la voluntad del sacrificio del individuo a favor de la colectividad. Por tanto, Onísimov más que un títere supeditado al poder, se aproxima más a un devoto cristiano que practica el sacrificio a favor del prójimo. Este es un primer ejemplo de que la información que Bek, permite concluir una idea contraria a la impresión negativa que buscaba exponer.

En un episodio de la novela Bek pretende mostrar a su personaje como un ser despojado de criterio propio, lo que le lleva a ser cómplice de la represión contra su familia al no oponerse a este hecho. El caso es que Onísimov se entera de que su hermano fue detenido acusado de ser un enemigo del pueblo y ante tal hecho, sin dudar un momento de la justeza de las autoridades soviéticas, termina afirmando que “no había nada que entender” (Bek, 2021, p.50). Bek explica que la actuación de Onísimov quien no vaciló en ponerse del lado del Estado, se debió a que para éste:

No había palabras vacías en la frase ‘soldado del Partido’. Más tarde, cuando se empezó a usarse ‘soldado de Stalin’, él se consideraba ese soldado con orgullo e indudablemente con derecho a serlo. Y vivía cada encuentro con Stalin con la más intensa emoción. (Bek, 2021, p.50.)

La crítica de Bek a la actuación de Onísimov como un funcionario-soldado sin disposición a cuestionar las órdenes superiores es ampliada al exponer la justificación que este tipo de funcionarios daban a su actuación. Esto lo hace describiendo que por la mente de la esposa del protagonista atravesó una idea que no se atrevió a decir a su hijo: “Tu papá fue y sigue siendo un soldado del partido. Y un soldado piensa en la lucha, pero no ve todas las movidas de la guerra. Otros se ocupan de la guerra…” (Bek, 2021, p.71). La idea del Partido como un ejército hace referencia a una estructura de mando donde los subordinados actúan sin cuestionar. No obstante, sería erróneo considerar a Onísimov como un saldado, pues el puesto que ocupaba como presidente del Comité Estatal de Metalurgia le llevaba a ser miembro de la dirección y de hecho el personaje real Tevosían era parte del Comité Central del PCUS.

Siguiendo la argumentación Bek, éste da a entender que la ciega obediencia de Onísimov es lo que le salvó de haber caído ante la inclemencia estalinista.Lo expone de la siguiente forma: “Evidentemente, había jugado cierto papel la enraizada entrega al Amo, que se convirtió en su segunda naturaleza, su incuestionable presteza para cumplir cualquier palabra de Stalin; Onísimov encontraba en este tipo de cumplimientos una gran satisfacción, gozo…” (Bek, 2021, p.181). En el mismo sentido Bek, usando la voz del narrador, describe que para Onísimov “[s]u materia es trabajar, cumplir con precisión y sin tacha las órdenes del partido, los mandatos de Stalin” (Bek, 2021, p.181) y explica que este cumplía algunas orientaciones que consideraba no del todo correctas, pero lo hacía: “por la convicción de toda su vida, lo repetimos otra vez, que ya actuaba automáticamente, casi como la fuerza del instinto por encima de la disciplina: la devoción a Stalin”. (Bek, 2021, p.106).

En varios momentos, Bek afirma la constante e inamovible admiración de Onísimov hacia Stalin, por ejemplo, al describir su oficina señala que: “ahí en la pared cuelga, en un marco dorado, su retrato pintado al óleo, con las estrellas del generalísimo en las hombreras” (2021, p.15). También en la descripción del estudio del protagonista se menciona la presencia de una fotografía de Stalin con Sergó Ordzhonikidze[6] y que “Se yerguen libreros en los que se alinean libros especializados, literatura política contemporánea, las obras de Lenin y las obras de Stalin en una edición incompleta, interrumpida en el decimotercer tomo a causa de su muerte”.

Aunque Bek critica el gobierno de Stalin, no lo expone como un autoritarismo sanguinario, como sí lo hace la historiografía antisoviética predominante, pero si afirma que funcionarios como Onísimov pasaron por alto algunas arbitrariedades y excesos ahora se le atribuyeron al periodo de Stalin. Pero lo que Bek no puede dejar de reconocer es la existencia de figuras que colaboraban con convicción bajo las órdenes de Stalin y que aún después de la muerte de éste y en medio de la llamada “desestalinización” mantuvieron la admiración por él y el estilo de trabajo en que los forjó. Mantener viva la admiración por Stalin en una época en que se le atacó no es propio de un funcionario que procede ciegamente, pues implicaba una toma de posición a contra corriente de lo que había impulsado Jruschov. 

Así pues, respecto a la devoción a Stalin, Bek proporciona información que permite una conclusión contraria al objetivo de criticar a dicho personaje y sus subordinados, pues al reconocer que Onísimov cumplía con satisfacción y gozo los mandatos de Stalin y el Partido, se demuestra que es falsa la versión de que el gobierno de Stalin funcionaba con base en el terror ejercido sobre sus subordinados y la población rusa. Es decir, Bek reconoce que el funcionamiento del estado soviético funcionaba con base en la convicción y actuación consciente de sus funcionarios. Había entre funcionarios y militantes del PCUS un aprecio real hacia la figura de Stalin, a quien Bek llama en su novela el “amo”, lo que demuestra que el culto a la personalidad fue un fenómeno complejo que no puede ser explicado como una imposición desde arriba del gobierno, pues había personas como Onísimov en quienes la admiración por el “amo” nació como parte de los cambios sociales que se vivieron.

La supeditación de la vida personal de Onísimov a favor del gobierno soviético y la figura de Stalin son ejemplificados por Bek al exponer que el matrimonio de éste dependió de su filiación política, ya que vio en su esposa Elena a una camarada firme ya que: “Relacionándose en el trabajo del Partido, se acercaron en la lucha escondida contra la oposición, –primero troskista, luego zinovietista y finalmente, unidas las dos– y cierto día se presentaron al mundo como marido y mujer.” (Bek, 2021, p.64). Siguiendo con la descripción del matrimonio, Bek menciona:

Es posible que este matrimonio no haya sido por amor, sino, por así decirlo, por afinidad ideológica y espiritual. Y Onísimov no se había engañado. Ahora muchos años después, podía repetir con convicción su temprana definición: Una camarada firme, confiable. (Bek, 2021, p.64).

De esta forma se pretende mostrar que Onísimov se unió en matrimonio con una mujer cuyas ideas políticas y convicciones eran semejantes, dando por resultado una pareja que podrían haber influido en la represión que sufrieron los troskistas y otros grupos políticos debido a la lucha interna del PCUS.  Sin embargo, al pensar en Onísimov como un hombre que vincula su vida personal con su convicción política, también se puede pensar que este personaje no sintiera amor por su esposa, sino que concibiera el amor como producto de la convivencia franca de dos personas que comparten una misma concepción del mundo y un mismo proyecto de vida: la labor a favor de la sociedad. Es decir, el matrimonio les permite a ambos desarrollarse plenamente en las múltiples dimensiones de su vida.

El estilo de trabajo de un burócrata de Stalin
Junto a las acciones y rasgos de burócrata que Bek atribuye a Onísimov, también hay una serie de características del método de trabajo del funcionario soviético que pueden ser valoradas como ejemplares y no necesariamente de forma negativa, lo que posibilitaría pensar que el devenir de Onísimov durante el “deshielo” es un acontecimiento penoso, pues la dedicación, el profesionalismo y el tiempo que le dedicaba a su labor son inigualables lo que implica también un beneficio a la sociedad. Por ejemplo, Bek menciona que Onísimov se había acostumbrado a no circunscribir su jornada de trabajo a los horarios de oficina, y que esta costumbre la había adquirido por ejemplo de Stalin:

Ya pasó la época de las agotadoras vigilias nocturnas, cuando en los ministerios y comités, se pasaban las horas ocupados en sus asuntos hasta las cuatro o cinco de la mañana: así trabajaba Stalin, que padecía insomnio, y el aparato gubernamental debía coordinar su horario según el régimen diario de aquel. Entonces Onísimov comía por las noches, cuando no –los de casa recuerdan esta broma suya- al día siguiente, como el rey Federico el grande. Hoy un decreto oficial publicado en todos los periódicos prohíbe quedarse en el trabajo más de ocho horas. (Bek, 22021, p.16).

Si bien una sobrecarga de trabajo podría verse como forma de explotación, la cuestión es que lo absurdo sería que los funcionarios del Estado no atendieran emergencia o que retrasaran proyectos con el pretexto de los horarios de oficina. De igual forma, es posible considerar que Onísimov no actuaba burocráticamente al respetar horarios de trabajo, pues el burocratismo consistiría en únicamente cumplir los horarios de trabajo sin interesarse porque se resuelva de forma efectiva los proyectos Estatales en beneficio de la sociedad. Burocracia es que los funcionarios terminen su la labor política y administrativa cuando lo marca el reloj, y no cuando se han resuelto las necesidades de la sociedad.

Así pues, donde Alexander Bek identifica un motivo de crítica contra Onísimov, desde otra mirada podría verse una actuación positiva, de hecho, Pablo Neruda describió con admiración la dinámica de trabajo de Stalin:

En tres habitaciones del viejo Kremlin
vive un hombre llamado José Stalin.
Tarde se apaga la luz de su cuarto.
El mundo y su patria no le dan reposo.
Otros héroes han dado a luz una patria,
él además ayudó a concebirla suya,
a edificarla  
a defenderla.
Su inmensa patria es, pues, parte de él mismo
y no pude descansar porque ella no descansa. (Neruda, 2003, p.298)

Otro conjunto de rasgos que Bek se atribuyen a Onísimov en forma negativa, pero que podrían ser vistos como positivos, son la forma disciplinada, sistemática y minuciosa con que ejecuta cualquier trabajo que se le encomienda. Por ejemplo, cuando éste ha sido avisado de su nuevo nombramiento, el cual lo alejaría de la industria del acero en la que había pasado las últimas dos décadas de su vida, se describe que en lugar de despreocuparse de sus labores:

Alexander Leóntievich dirige con el ímpetu de antes, con la misma agudeza. Conduce, como antes, reuniones, escarba, llega hasta lo más profundos detalles del asunto, se comporta tan exigente y tajante como de costumbre, no deja caer ni un ápice –recurrimos otra vez al diccionario de la época- la eficiencia, se familiariza con toda la literatura especializada, prepara proyecciones de un plan para siete años, corrobora a fondo la justificación de cada cifra, como si toda vía le operaran años de presidir la industria del combustible y la metalurgia. (Bek, 2021, pp.10-11)

Esto implica que Onísimov procedió con profesionalismo hasta el último día que trabajo como responsable de la industria del acero, lo cual es una actitud que podría ser exaltada como ejemplar en lugar de ser considerada como burocrática. Además, cuando por fin le informan a Leóntievich la fecha en que saldrá de Rusia para cumplir su nueva labor como embajador, se relata que procedió como en sus anteriores responsabilidades o nombramientos, es decir haciendo el estudio minucioso de las cuestiones referentes a su nuevo nombramiento:

Fiel a las reglas, que desde tipos inmemorables se habían convertido en un inherente rasgo característico de la escuela de directores, Alexander Leóntievich tampoco aquí se contentaba con un papel, sino que necesitaba documentos, libros, artículos. Invitaba a su temporal refugio de trabajo, perdido entre los corredores del Ministerio de Asuntos Exteriores, a Expertos cuya especialidad era el país de su futura acreditación […] (Bek, 2021, p.29).

El autor de la novela reconoce que el esmero y profesionalismo con el que procedía Onísimov en su trabajo incluía un profundo conocimiento de la industria del acero, tanto por el estudio de los informes y como por las visitas que hacía a los centros de producción; es decir se interesaba por conocer de primera mano el desarrollo de los trabajos en lugar de operar todo desde la oficina. No obstante este rasgo favorable es puesto en cuestión por Bek al retratar un episodio donde se da a entender que Onísimov usaba su conocimiento para proceder de forma autoritaria con sus subordinados, el caso se da cuando al hacer una inspección se entrevista con el responsable de una región:

-Comencemos- pronunció el comisario del pueblo [Onísimov].
El informe de Tsijonia no era largo, los logros del comité principal no necesitaban grandes comentarios. Onísimov dijo:
-Muy bien, vayamos fábrica por fábrica
Tsijonia enumeró las fábricas, nombró cifras, por todas partes los asuntos eran prósperos.
-Ya. Ahora vayamos taller por taller.
Resultó que en algún lugar varios talleres estaban rezagados
-¿Por qué?- preguntó Onísimov
Tsijonia se turbó un poco. La situación en los talleres no la conocía con precisión. Aun así, en el trascurso de la conversación de casi dos horas, la cuestión sobre el trabajo en los talleres se aclaró más o menos. Tsijonia supuso que con eso se terminaría la plática. Sin embargo, Onísimov dijo implacablemente:
-Ahora horno por horno
-¿Horno por horno?
-Sí. Y luego laminador por laminador.
-Pero la cosa es que… Yo no lo sé. No tengo esa información.
-¿No lo sabe? ¿Entonces que hace aquí? ¿Para qué está aquí sentado? ¿Para esto recibe un sueldo? (Bek, 2021, pp.75-76).

Aunque Bek reconoce que Onísimov estaba más enterado de los problemas de la industria que el responsable de la región con el que se entrevistó, destaca la entrevista como algo negativo pues se cuenta que tenía un conflicto personal con su subordinado y por eso procedió con tanto rigor sin permitir objeción alguna:

Onísimov no soportaba las objeciones. Creemos que esa era su debilidad. En realidad, puede ser que aquí sólo se expresara una característica de la época; él mismo jamás contradijo a quien estaba obligado a obedecer, y de ahí que montara en cólera, explotara si un subordinado se atrevía a contestar. (Bek, 2021, p.77).

No obstante, este episodio, desde una visión distinta se podría interpretar como un ejemplo en el que Onísimov tenía el interés de evidenciar los errores para evitar cualquier negligencia y para aleccionar al subordinado sobre la importancia de conocer a cabalidad todos los ámbitos relacionados con su trabajo.

En la novela también se describe la reunión en que Stalin interrogó a Onísimov sobre su labor al frente de la producción de laminados para tanques, y se demuestra un paralelismo entre al proceder de Stalin y de su subordinado, solo que en este pasaje Onísimov es a quien se le dirigen los cuestionamientos:

Stalin desnudó, o más bien, hizo que Onísimov desnudara las debilidades e infortunios de la industria soviética de tanques. El equipamiento de las prensas. La caja de velocidades. El recocido de hierro gris. El blindaje. Los métodos de ensayo. ¿Por qué los resultados eran insatisfactorios? ¿Cuáles eran los indicadores correspondientes en las fábricas de Alemania y Estados Unidos?  Indudablemente, alguien había informado muy bien a Stalin. Pero ¿quién? Lo más probable es que hubiera sido alguien de los servicios secretos de la administración que mandaba el antiguo bakuense y que, como ojo que todo lo ve, se metía por doquier. Ni hablar, Onísimov tenía que reconocer que el informe había sido razonable. Y que Stalin lo había estudiado atentamente. (Bek, 2021, p.34).

De esta forma Bek expone que el proceder autoritario de Onísimov es algo más que un rasgo personal, es un rasgo típico de los funcionarios del gobierno estaliniano, que habían copiado del mismo Stalin y que se reproducía en cadena en las relaciones entre jefes y subordinados.

Sin embargo, este retrato de la burocracia de Stalin es descrito como un mundo agonizante que vive en la memoria de personajes como Onísimov, pero la contradicción es que junto con al autoritarismo se desechan también los aspectos positivos de este estilo de trabajo, pues el alto grado de compromiso, el profesionalismo, la disciplina y el rigor eran producto de la convicción y consciencia de ser soldados de Stalin al servicio del gobierno soviético. Por eso no es extraño que Bek señale que, en contra de los estímulos morales, en el deshielo se fomentaron los estímulos monetarios y materiales para que los trabajadores cumplieran las metas de producción (Bek, 2021, p. 199).

Otro episodio con el que Bek busca retratar la actitud burocrática de Onísimov, es el de la ocasión en que el funcionario de Stalin se queda trabajando hasta muy tarde, y cuando por fin sale de la oficina junto con uno de sus compañeros, encuentran que se han quedado sin choferes y esto desemboca en la aventura caricaturesca de dos funcionarios que utilizan el metro luego de bastantes años de no poner un pie ahí. La descripción de la torpeza con que se mueven los funcionarios en el transporte colectivo da la sensación de que se encuentran alejados de vida cotidiana de los ciudadanos de a pie y la forma poco respetuosa con que les tratan los transeúntes refuerza esta idea. La travesía termina cuando algunos miembros de la policía identifican a Onísimov y su compañero como funcionarios de alto rango y les auxilian para poder llegar a su destino.

En esta ocasión también es posible cuestionar el retrato desfavorable que Bek atribuye a su personaje, pues al mismo tiempo le reconoce indirectamente una serie de atributos positivos. En primer lugar, la situación de quedarse sin automóviles para el traslado a sus casas, se debe a que estos funcionarios no procedían de forma despótica con sus choferes, por el contrario, procuraban el descanso de éstos:

Onísimov y Golovniá, que habían llegado cada cual, en su propio coche, por lo regular mandaban a uno de ellos a su casa, para que el chofer sí pudiera dormir un poco, y se regresaban juntos en el otro coche, afortunadamente vivían a lado en diferentes entradas del complejo habitacional […] De alguna manera resultó que los dos se habían quedado sin coche, ambos choferes, por lo visto se habían ido, contando con que sería el otro el que se quedaría. (Bek, 2021, p. 59).

Si Onísimov verdaderamente tuviera un perfil autoritario en lugar de mandar a dormir a su chofer, podría haberle exigido que le esperara hasta que saliera de la oficina haciendo valer su rango para garantizarse un regreso cómodo. En segundo lugar, pese a ser un funcionario del Comité Central del partido en el gobierno, no solicitó que le recogiera su chofer o algún otro conductor, más bien empleó el transporte público para trasladarse y estando en el metro no mostró sus credenciales para acceder gratuitamente ni para recibir apoyo o escolta de los guardias.

El último ejemplo que destacaremos para señalar que en medio de los defectos que se le imputan a Onísimov hay aspectos positivos, es el que se refiere a su proceder frente a los privilegios a los que podría acceder como alto funcionario del estado. Al respecto Bek narra que, en 1943 durante la guerra contra el gobierno fascista de Alemania, o “Gran Guerra Patria”, como le nombra la historiografía soviética a este acontecimiento histórico, se reunieron los funcionarios políticos o comisarios del pueblo, y fueron agasajados con un bufet en una época donde los alimentos estaban racionados por medio de tarjetas, y ante tal situación Onísimov procedió de la siguiente manera:

Este alimento complementario no estaba regulado, pero Onísimov daba ejemplo de moderación. Cada vez que al bufet llegan manzanas, caviar o pez ahumado gracias a los esfuerzos de Filippovski, jefe de la unidad de servicios que, según se dice “conocía a todo Moscú”, Onísimov ordenaba implacablemente enviar esas sabrosas rarezas a un jardín de niños. Él mismo se limitaba a pedir té y un austero sándwich. Sólo agarraba cigarros en gran cantidad (p. 78).

Si Onísimov encarna un prototipo de los burócratas de la época de Stalin, resultaría entonces que los niños soviéticos tenían preocupación por los funcionarios más comprometidos con el servicio al “Amo”.

No obstante, en este mismo episodio Alexander Bek narra que un funcionario se atrevió a tomar mantequilla y guardarla, entonces Onísimov lo reprendió y amenazó con la expulsión del Partido, más cuando en privado el funcionario le explicó que fue la propia esposa de él la que le solicitó tomar la mantequilla para que más tarde Leóntievih la llevara a su casa para ella y su hijo que entonces era un bebé, entonces el proceder del funcionario ejemplar fue el siguiente:
Ahora llegó a Onísimov el turno de callar.

-Retírate- Dijo finalmente –Y nunca más vuelvas a hacer algo así.
-Serebriánnikov hizo una reverencia, se giró, pero el comisario lo retuvo un poco más.
-Llévate esto- dijo Alexander Leóntievich señalando el paquete –Regrésalo al bufet. (Bek, 2021, p. 81).

De esta forma Bek señala que el rigor con el que procedía Onísimov era tal que alcanzaba a restarle beneficios a su familia. Además, queda señalada una contradicción: el que el funcionario procure entregar a los niños que son atendidos por el Estado alimentos que entonces escaseaban, pero que le niegue a su propio hijo un bocado de éstos. Al respecto hay que considerar que la esposa de Onísimov no estaba sometida a la disciplina que su esposo imponía en las reuniones, pero aun así Onísimov procedió con congruencia evitando que se tomara algo del bufet. Este episodio puede ser visto de forma positiva si se considera el hecho de que los funcionarios públicos estuviesen al servicio de los ciudadanos en lugar de servirse de éstos y obtener beneficios individuales o para sus familias.

Conclusión
La propuesta de una contra lectura de la novela Un nuevo nombramiento ha permitido concluir en un sentido contrario a lo que buscaba plasmar el autor Alexander Bek. En lugar de enfocar desfavorablemente al protagonista se ha podido resultar que cuenta con un conjunto de valores, actitudes, convicciones y quehaceres positivos. Así pues, Onísimov es también la denostación de que en las altas esferas de la burocracia soviética existían personajes cuya participación en las labores de dirección del Estado respondía a una convicción política e ideológica que le ligaba a figura de Stalin y una forma de trabajo caracterizada por la abnegación, la disciplina y el compromiso con la construcción de una alternativa social benéfica para el pueblo ruso.

Sin embargo, señalar atributos positivos de un burócrata del gobierno de Stalin no implica la negación o justificación de los excesos políticos, el proceder autoritario y la existencia de actitudes burocráticas que sin duda existieron en la Unión Soviética, sino más bien es la demostración de que esta obra de Bek es de una riqueza enorme, ya que retrata la complejidad de los personajes permitiendo apreciar los claroscuros de su proceder en medio del accidentado itinerario que vivió la URSS durante la primera mitad del siglo XX, del que las contradicciones políticas y morales de Onísimov son un reflejo.

Por tanto, este análisis demuestra que los anteriores estudios sobre esta novela, al proceder de forma sesgada obviando los atributos positivos del protagonista, han estado impedidos de apreciar esta rica representación realista hecha por Bek. Esto reitera la importancia de proceder con objetividad y disposición de cuestionar a la historiografía dominante que estigmatiza la construcción socialista. En todo caso, quedan muchos otros pasajes de la novela por analizarse con base en la propuesta que hemos presentado, destacar los aspectos positivos en medio de los que les son contrarios, pero dejamos en manos del lector el hacer la lectura de cada uno de los episodios contenidos en la novela.

El ejercicio de reflexión sobre la burocracia del estado soviético, no obstante, las diferencias que guarda frente al sistema de democracia que rige en nuestro país, ayuda a aguzar la crítica del funcionamiento del gobierno y los funcionarios en nuestro presente, pensando los tópicos que encarnan los personajes arquetípicos de la burocracia de nuestros días, sin olvidar estar atentos a la existencia de aspectos positivos.

Referencias
Axiónov, V. (2010) Una saga moscovita, Barcelona: La otra orilla.

Axiónov, V. (1959) Colegas, Moscú: Editorial Progreso.

Bek, A. (2021). Un nuevo nombramiento, México: Fondo de Cultura Económica.

Berelowitch, A. (1991). De Listopad à Onisimov. Deux visions du responsable stalinien. Cahiers du Monde Russe et Soviétique, vol. 32, (4), 627-637.

Chávez, A. (2020). Colegas. Historia de tres jóvenes médicos de la URSS. Obtenido el 18 de diciembre de 2022 de El Machete: https://elmachete.mx/index.php/2020/04/24/colegas-historia-de-tres-jovenes-medicos-de-la-urss/

Davies, R. (1993), The management of soviet industry 1928-1941. En Rosenberg W Siegelbaum, L. (Eds.). Social Dimensions of Soviet Industrialization, (pp. 105-123). Michigan, Indiana University Press,

Furr, G. (2020). Kruschev mintió, Quito: Edithor.

Huxtable, S. (2022) News from Moscow: Soviet Journalism and the Limits of Postwar Reform, New York: Oxford University.

Neruda, P (2003). Canto general, México: Debolsillo.

Taibo II, P.I. (2013). Padrecito Stalin, no vuelvas, México: Rosa Luxemburg Stiftung/Para Leer en Libertad A.C.

Woodhouse, J. (1991). Stalin's Soldier: Aleksandr Bek's "Novoe naznachenie". The Slavonic and East European Review, vol. 69, (4), 601-620.

Ziolkowski, M. (1998). Literary Exorcisms of Stalinism: Russian Writers and the Soviet Past, Columbia: Camden Hause.
           

Notas:

[1] Al respecto se pueden citar la inclinación a publicar obras como la de León Trotsky Stalin. Una valoración del hombre y su influencia; el libro Hombres y máquinas de la periodista de orientación trotskista Larisa Reisner quien también escribió Hamburgo en las barricadas (estas tres obras publicadas desde el FCE). Además Taibo II fue el compilador del libro Padrecito Stalin, no vuelvas (2013).

[2] Entre las ediciones que hemos podido localizar se encuentran las siguientes: de los comunistas de Uruguay que apareció por medio de la editorial Pueblos Unidos en 1952; la edición de Editorial Verde Olivo que se cuenta se imprimió en Cuba para dar a los soldados cubanos que combatieron en Playa Girón; una edición de Planeta de 1966; la edición de Editorial Progreso de 1974, que formó parte de la “Colección Octubre”; una edición que se registra hecha en la Universidad de Texas por Ediciones Cultura en 1976; la nueva edición cubana de Arte y Literatura de 1977 y la edición de 2009 hecha en Barcelona por la editorial Inédita.

[3] Vasili Grossman quien en su novela El pueblo es inmortal exalta la labor del gobierno soviético en la dirección de la lucha contra el ejército nazi, pero presenta fuertes críticas en su obra Vida y destino, o en el caso de Vasile Axiónov quien todavía en su novela Colegas (1959) se muestra favorable al gobierno soviético (Chávez, 2020) y en sus obras posteriores como Una saga moscovita (2010) se presenta como un crítico de los políticos que dirigían la URSS desde la época de Stalin.

[4] Una de las investigaciones más recientes y contraria a la historiografía dominante que insiste en la crítica a la figura de Stalin es la de Gover Furr (2020) Jruschov mintió. Quito: Editor. Hacemos referencia a esta obra pues ayuda a matizar las acusaciones que se presentaron en el XX Congreso del PCUS y fundaron la visión crítica contra Stalin.

[5] Bek refiere en la novela que Onísimov pertenecía a una época ya desaparecida que era el stalinismo.  (Bek, 2021 p. 48).

[6] En la novela se hace referencia implícita al caso del suicidio de Sergó, acontecimiento que ha querido ser interpretado por algunos anti “estalinistas” como un posible asesinato por una posible discrepancia entre él y Stalin, en parte por los procesos internos del Partido que habían implicado asesinatos y detenciones que Jruschov denomina como arbitrarias. Hay que recordar que Jruschov afirma en su “discurso secreto” la existencia de detenciones arbitrarias y al mismo tiempo inicia la “rehabilitación” de militantes y personajes de la cultura como medio para demostrar que se había procedido de manera errónea. No obstante, se sabe que rehabilitó a personas de culpabilidad probada, pero esta acción era necesaria en su campaña de “desestalinización”.

 

 
  Universidad de Guadalajara
Departamento de Filosofía / Departamento de Letras