Redes sociales como espacio público: reflexiones a partir del concepto de acción de Arendt.

Social Media as a space for Appearance: Thoughts on the concept of action according to Arendt.

 
 

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Alfonso Gonzalo Velázquez Murrieta
Universidad de Guadalajara (MÉXICO)
CE: cobi_100@hotmail.com

José María Nava Preciado
Universidad de Guadalajara (MÉXICO)
CE: jnava_preciado@yahoo.com.mx
https://orcid.org/0000-0003-2050-1251

 

DOI: 10.32870/sincronia.axxvii.n83.5b23  
 

Recibido: 13/03/2023
Revisado: 25/04/2023
Aprobado: 09/05/2023

 
 

Cómo citar este artículo (APA):

En párrafo:
(Velázquez y Nava, 2023, p. __)

En lista de referencias:
Velázquez, A.G. y Nava, J.M. (2023). Redes sociales como espacio público: reflexiones a partir del concepto de acción de Arendt. Revista Sincronía. XXVII(84). 105-132 DOI: 10.32870/sincronia.axxvii.n83.5b23

 

 

Resumen.
Desde su aparición, las redes sociales constituyen un espacio en el que se pueden intercambiar opiniones y establecer vínculos con personas de distintas partes del mundo. En estos medios, los usuarios muestran fotos y videos, pero también opiniones e ideas que son temas constantes en las redes. En este contexto, se plantea la pregunta de si realmente es trascendente lo que ocurre ahí, si el intercambio de información y opiniones puede tener un impacto político en las personas fuera de dicho ámbito. Para esclarecer el asunto se recurre al concepto de acción de Hannah Arendt. Se presentan los elementos que, según esta filósofa, son condiciones para que se lleve a cabo la acción. De esta manera, se analizan las limitaciones y las ventajas que tienen las redes sociales para que surja la acción.

Palabras clave: Redes sociales. Espacio público. Acción.

Abstract.
Since their appearance, social networks have been a space in which opinions can be exchanged and bonds be made by people from different parts of the world. In these media, users show photos and videos, but also opinions and ideas that are constant themes on the networks. In this context, the question arises as to whether what happens there is really transcendent, whether the exchange of information and opinions can have a political impact on people outside that sphere. To clarify the matter, Hannah Arendt's concept of action is used. The elements that, according to this philosopher, are conditions for the action to be carried out are presented. In this way, the limitations and advantages of social networks are analyzed for action to arise.

Keywords: Social Networks. Public Space. Action.

 
 
 

Introducción
La irrupción del internet en la vida cotidiana de las personas, a lo largo de un cuarto de siglo, ha generado grandes cambios en el mundo (Pinker, 2019). La constante aparición en el mercado de nuevos productos tecnológicos implica la rápida transformación de nuestra vida cotidiana; por ejemplo, en el nivel más esencial para nuestra subsistencia, surgen nuevas posibilidades laborales que deben enfrentarse a la automatización y, con ello, al declive de puestos de trabajo (Ferraro, 2002). De la misma manera, los cambios afectan las formas de relacionarnos en todos los niveles de nuestra existencia. Ante toda revolución tecnológica, siempre surgen los opositores y los apologetas. El caso que nos ocupa, las Redes Sociales (RS), como uno de los tantos fenómenos originados por el veloz desarrollo tecnológico, no escapa a la lucha entre apocalípticos e integrados. Por una parte, están los que ven una nueva oportunidad y que consideran que ahora el mundo está más comunicado y que las personas cuentan con mayor información para tomar sus decisiones (Pinker, 2019). Por otra parte, están aquellos que pronostican una catástrofe pues piensan que la nueva tecnología ha generado más enajenamiento y manipulación, aislando a las personas en sus propios gustos e intereses (Han, 2014 y Lanier, 2018).

En medio de los pros y los contras, se sitúa el ciudadano de a pie, las personas comunes y corrientes que nos relacionamos por medio de las RS. Las preguntas emergen: ¿En las RS se generan, o se pueden generar, lazos reales entre las personas para la acción conjunta? o ¿Las RS son solamente un castillo de naipes creado en un espacio indiferente al mundo? ¿Existen elementos que trasciendan el espacio cibernético para generar compromisos y transformar el mundo? o ¿Las personas se atrincheran detrás de sus celulares y computadoras para desde ahí criticar y denigrar las opciones que se presentan?

Para responder estas preguntas, estudiamos las interacciones en las RS concibiéndolas como una forma de espacio público, desde el concepto de esfera pública de Hannah Arendt, quien distingue dos elementos: “lo que aparece en público puede verlo y oírlo todo el mundo y tiene la más amplia publicidad posible” (Arendt, 2005, p. 71) y es “el propio mundo, en cuanto es común a todos nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente por él” (p. 73). Parece que las RS cumplen cabalmente con estos rasgos distintivos: cualquier persona con acceso a internet, de cualquier parte del mundo, puede tener conocimiento de lo que se hace público de la vida privada de las personas. Ahora, ¿qué pasa al hacer público lo privado, una de las características de los regímenes totalitarios, pero que ahora se convierte en un instrumento creado con la idea de libertad porque “¿…creíamos en que, si le conferíamos poder a los individuos, se obtendría más bien que mal?” (Lanier, 2014, p. 29).

Arendt dice que la esfera pública es importante porque:

[…] ser visto y oído por otros deriva su significado del hecho de que todos ven y oyen desde una posición diferente […] Sólo donde las cosas pueden verse por muchos en una variedad de aspectos y sin cambiar su identidad, de manera que quienes se agrupan a su alrededor sepan que ven lo mismo en total diversidad, solo allí aparece auténtica y verdaderamente la realidad mundana. (Arendt, 2005, p. 77).

¿Esta diversidad de puntos de vista caracteriza las RS? De no ser así, ¿el mundo común termina al existir una sola perspectiva? Esta tendencia a la perspectiva única se puede ejemplificar en el uso del Big data en las elecciones del 2016 en Estados Unidos (Becerril, 2017) o en el Brexit del Reino Unido (Fresneda, 2018) que favorecía un tipo determinado de información para ser mostrada en las RS. Estos ejemplos permitirían sostener la idea de Lanier: “Lo único que ofrecen las redes sociales es un estímulo para utilizar la red de una forma determinada, de acuerdo con una filosofía determinada” (2014, p. 75). Indudablemente, estos usos de las RS condicionan las opiniones de las personas. Así, se hace necesario determinar si estas inercias son lo suficientemente fuertes como para eliminar la pluralidad del espacio público generado por las RS o si los usuarios podemos romperlas manteniendo la diversidad.

El gran auge de las RS en los últimos años es innegable (Beveridge, 2022). Ellas se han convertido en el nuevo espacio público donde los agentes discuten la cosa pública, los temas de interés ciudadano, el lugar de deliberación de los asuntos de la comunidad. Pero no sólo eso, las RS no se limitan a ser el sustituto de la plaza pública, ya que lo que ahí se dice es un referente para el mundo de las personas, quienes se configuran y se identifican con modelos éticos, políticos, económicos y estéticos. Es decir, las RS permiten el despliegue del ámbito personal y emocional, del plano de la subjetividad, al grado de que éstas pueden ser estimuladas y orientadas por algoritmos creados para posicionar productos o ideas a partir de intereses de grupos sociales específicos.

El internet ha sido promovido como el ciberespacio que permite ver la diversidad del mundo. Pero hay también quienes creen lo contrario: Lanier (2014) y Bauman, (2018). Para ellos, el internet configura una especie de totalitarismo moderno cuyo ejemplo más palpable es la crisis democrática que viven algunos de los países donde parecía más sólida como es el caso del uso del Big Data en las elecciones de Estados Unidos (Becerril, 2017) o Gran Bretaña y su inestabilidad política a partir del Brexit (Fresneda, 2018).  Como prueba de esto está el surgimiento del racismo, los nacionalismos, que cada vez son más acentuados y la crisis de los inmigrantes, por ejemplo. Todos estos elementos que fluyen en la esfera pública, y que son ampliamente esparcidos por las RS, afectan a las personas concretas en la esfera privada. Las RS ya han dado sus primeras víctimas (Lemos, 2019) y es por eso necesario ver cuáles son los argumentos de Arendt sobre el espacio público para retomarlos en nuestro contexto e intentar esclarecer lo que está pasando en las RS y cuáles han sido sus consecuencias en nuestra vida.

Si las RS son tomadas como una extensión de la esfera pública es necesario entender qué es lo público para ver si ellas cumplen con las características de esta esfera, dilucidar si en ellas el mundo se muestra en su heterogeneidad o se configura en la homogeneidad. Así, es necesario esclarecer cómo se relacionan las personas entre ellas y con su entorno a través de las RS y, al mismo tiempo, explorar de qué forma se puede actuar en ese mundo y qué se requiere en las RS para que se conviertan en un espacio en el cual surja la acción humana. Dado esto, desde la perspectiva arendtiana, nuestra pregunta general es la siguiente: ¿cuáles son los elementos que obstaculizan la acción humana al ser las RS un espacio público? Como se puede inferir de lo anterior, la tesis que sostenemos en este trabajo es: para que se lleve a cabo la acción en las RS es necesario que sea un espacio en donde se muestre la pluralidad del mundo y se dé el intercambio de opiniones.

Los actos humanos como acción
Arendt distingue entre Vita activa y Vita contemplativa. La Vita contemplativa está dedicada a la teoría y la reflexión; ella busca interpretar los hechos, mientras que la Vita activa interviene en los hechos, forma parte de ellos e incide en el curso de los acontecimientos. La Vita activa es el tema de su célebre libro La condición humana, publicado en 1958. En él divide la Vita activa en tres actividades: labor, trabajo y acción.

La labor es la actividad más básica y más natural del hombre; define su proceso biológico, se centra en satisfacer las necesidades para la subsistencia y su temporalidad es cíclica. La labor no cesa porque su producción se usa inmediatamente para mantener la vida. Esta actividad intenta retrasar la decadencia del cuerpo, mantenerlo sano y prolongar su existencia. Así, mantener la vida es una actividad pesada al no permitir al hombre liberarse de su estado natural. Arendt sostiene que en la antigüedad se requerían esclavos para producir alimentos y bienes primarios: “Laborar significaba estar esclavizado por la necesidad, y esta servidumbre era inherente a las condiciones de la vida humana” (Arendt, 1958/2005, pág. 109). Para ganar la libertad obligaron por la fuerza a que otros se encargaran de sus necesidades.

Mientras que la labor del hombre obtiene lo que consume, su trabajo produce objetos útiles. Estos, aunque se agotan paulatinamente con el uso, son duraderos y estabilizan el mundo humano. Al crear un objeto, el hombre separa de la naturaleza lo que necesita, forma un mundo independiente de él (aunque sea su soporte), del tiempo pasajero y cíclico de la naturaleza. El mundo así creado es un ancla que posibilita a los hombres identificarse y relacionarse: “Contra la subjetividad de los hombres se levanta la objetividad del mundo hecho por el hombre” (Arendt, 1958/2005, p. 166). Si la labor era un proceso interminable encadenado a la naturaleza, el trabajo crea objetos que se incorporan al mundo de los hombres, despegándose del movimiento perpetuo de la naturaleza. Ese mundo creado será un referente común para todos, dando lugar a la objetividad: “Sin un mundo entre los hombres y la naturaleza, existe movimiento eterno, pero no objetividad” (Arendt, 1958/2005, pág. 166). Así se supera la fragmentación de lo biológico, estableciendo vínculos mediante el mundo común.

Finalmente está la acción. Aquí se muestra la igualdad y la diferencia entre los humanos. Son iguales porque pueden entenderse, hacer planes y comunicarse. Son distintos porque innovan. La acción es el más humano de los actos del hombre. Una persona puede tener una vida sin labor, si alguien más consigue su sustento; puede tener una vida sin trabajar, usando objetos creados por otros sin producir nada; pero una vida sin acción sería como nunca haber nacido. Para Arendt, el hombre se inserta en el mundo con sus actos y palabras. Con actos nacemos nuevamente. El nacimiento biológico es de orden natural, pero el nacimiento humano se da con la acción; es humano porque se vive entre hombres, en un mundo creado por ellos. La acción no surge de la necesidad ni de la utilidad, sino de la creación. La acción introduce la novedad en el mundo, es el milagro de cambiar lo que ya existe:

El hecho de que el hombre sea capaz de acción significa que cabe esperarse de él lo inesperado, que es capaz de realizar lo que es infinitamente improbable. Y una vez más esto es posible debido sólo a que cada hombre es único, de tal manera que con cada nacimiento algo singularmente nuevo entra en el mundo (Arendt, 1958/2005, pág. 207).

Si con sus actos el ser humano nace en el mundo, con su discurso se distingue de otros y se revela. Si el acto se acompaña de la palabra, el actor “anuncia lo que hace, lo que ha hecho y lo que intenta hacer” (Arendt, 1958/2005, pág. 208), dándole un sustento, mostrando qué lo hace distinto y único entre iguales. El hombre muestra quién es con sus actos y palabras; por eso es libre. “Los hombres son libres —es decir, algo más que meros poseedores del don de la libertad— mientras actúan, ni antes ni después, porque ser libre y actuar es la misma cosa” (Arendt, 1961/1996, pág. 165). La acción es fugaz, existe mientras se realiza entre personas; pero sus consecuencias pueden durar años, siglos o hasta el fin de la humanidad. Su fuerza crece al aumentar sus consecuencias y no es predecible pues no tiene finalidad ni busca causas: “El proceso de un acto puede literalmente perdurar a través del tiempo hasta que la humanidad acabe” (Arendt, 1958/2005, pág. 253).

La acción cambia el mundo, introduce algo nuevo en él y, con ello, nos muestra lo irrepetibles que somos. Posibilita la unión entre las personas y, a pesar de las diferencias, nos hace libres. Arendt recurre a los griegos y sostiene que, dejando fuera lo necesario y lo útil, sólo la acción (praxis) y el discurso (lexis) son indispensables para la política y los asuntos humanos. Aquí entra la esfera pública que tiene dos aspectos: 1. el espacio de todos y 2. lo construido entre todos. En su primera acepción, “público”:

Significa que todo lo que aparece en público puede verlo y oírlo todo el mundo y tiene la más amplia publicidad posible. Para nosotros, la apariencia —algo que ven y oyen otros al igual que nosotros­­— constituye la realidad. Comparada con la realidad que proviene de lo visto y oído, incluso las mayores fuerzas de la vida íntima —las pasiones del corazón, los pensamientos de la mente, las delicias de los sentidos— llevan una incierta y oscura existencia hasta que se trasforman, desindividualizadas, como si dijéramos, en una forma adecuada para la aparición pública (Arendt, 1958/2005, p. 71).

El ser humano nace en un mundo que le precede y que permanecerá después de su muerte. Al estar vivo siente una necesidad de aparecer ante los otros para ser visto y escuchado, como si el mundo fuera una obra de teatro donde hay actores y espectadores (Arendt, 2016a, p. 45). A diferencia de los filósofos griegos, Arendt recupera el mundo de las apariencias sobre la esencia: es valioso lo que se ve y escucha, lo que aparece; preguntar por la esencia no tiene sentido pues siempre está oculta.

El hombre decide lo que quiere que sea visto y oído por todos y oculta lo que no desea mostrar. Como ejemplo, Arendt dice que el valiente elije no mostrar miedo en público, aunque lo sienta y sea superado por él (2016a, p. 60). Para sentirse mejor consigo mismo o para convencer a los demás, las personas eligen cómo quieren aparecer en público considerando diversos factores: modas, aspectos del ambiente cultural, elementos internos propios, etc. Eso que se muestra al público tendrá éxito o será un fracaso según la forma con la que se ofrece al mundo (Arendt, 2016a, p. 60). Por su parte, el segundo significado de lo público es:

El propio mundo, en cuanto es común a todos nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en él. […] está relacionado con los objetos fabricados por las manos del hombre, así como con los asuntos de quienes habitan juntos el mundo hecho por hombres. Vivir juntos en el mundo significa en esencia que un mundo de cosas está entre quienes lo tienen en común, al igual que la mesa está localizada entre los que se sientan alrededor; el mundo, como todo lo que está en medio, une y separa a los hombres al mismo tiempo (Arendt, 1958/2005, p. 73).

Si el espacio público nos hace libres, nos permite crear y distinguirnos de los demás mediante la interacción, entonces ¿debemos llevar todos nuestros actos al espacio público? ¿Entre más actos se hagan públicos, más libres somos? La cuestión requiere el lado opuesto, lo privado, el espacio de lo que no se quiere mostrar y que, a primera vista, no influye en el mundo.

Tanto lo público como lo privado son necesarios para nuestro pleno desarrollo como seres humanos. La esfera privada, aunque esté oculta y sea oscura, garantiza nuestra pertenencia al cuerpo político, nuestro rol en la formación del mundo. De esa manera, no son solo aspectos negativos los que no se muestran:

Y ocurre que el corazón humano es un lugar de tinieblas que el ojo humano no puede penetrar con certidumbre; las cualidades del corazón requieren oscuridad y protección contra la luz pública para crecer y ser lo que pretenden ser, motivos íntimos que no están hechos para la ostentación pública (Arendt, 1963/2017a, p. 151).

Así, desde Arendt, la acción es lo netamente humano. Mediante ella, con actos y palabras, la persona muestra quién es y qué la hace única. Condición para la acción es la existencia de un espacio común donde se reconozca a las personas como seres libres. La interacción entre las personas marca un nuevo comienzo en el mundo, aunque no seamos conscientes de las consecuencias. ¿Sucede esto en las RS? ¿Al aparecer un nuevo usuario en las plataformas creamos algo nuevo en el mundo?

Una nota sobre las redes sociales como espacio de acción
Frente a otros contenidos del internet, las RS se han ganado un lugar preferencial en los gustos de los usuarios debido a su capacidad para integrar distintas plataformas de información, comunicación e interacción. YouTube, Facebook, WhatsApp, Twitter son algunos de los caminos más transitados de la web.

Por ser las más populares, son tres las RS que han sido el centro de la polémica: (1) Facebook es la más usada internacionalmente y referente obligatorio en cuanto a las RS (Beveridge, 2022). Su éxito es tal que ubicó a su creador, Mark Zuckerberg, entre las personas más ricas e influyentes del mundo. (2) La segunda red social más utilizada es WhatsApp, un sistema de mensajería instantánea que fue vendida en 2014 a Facebook.[1] (3) La tercera es Twitter; nace en 2006 posibilitando combinar RS y mensajería SMS (Short Message Service). Cabe resaltar que Twitter ha estado relacionado con importantes cambios sociales y culturales. La Primavera Árabe (Beaumont, 2017) o los tweets de Trump, que tambaleaban gobiernos y economías del mundo, demuestran su importancia.[2]

Cada una de estas RS ha creado una terminología desde la cual construyen un espacio de interacción. Es importante analizarla pues la relación entre los usuarios de las RS está mediatizada por esa terminología que designa actitudes y valoraciones. Uno de los primeros términos que encontramos es el del meme. El término fue concebido por el zóologo Dawkins en su libro El gran egoísta (1976) y designa la unidad mínima de información que se transmite y se repite dentro de una cultura. El formato más común del meme es el de una imagen y un breve texto. Son creados, la mayoría de las veces con la finalidad de concientizar sobre temas de interés social o para posicionarse con opiniones frente a ellos, casi siempre desde una perspectiva humorística o satírica.

Por su sencillez y facilidad de transmisión, el meme es uno de los medios más usados para difundir información (Torrijos, 2014). La forma de identificar su contenido es mediante el Trending Topic. El Trending Topic suponde el término Tag (etiqueta). Se etiqueta a alguien (tagging) para avisarle, mediante una notificación, que hay un tema que puede ser de su interés (topic). Para etiquetar, es muy común usar una arroba (@) seguida del nombre del usuario.

Otro término relacionado es: hashtag. Sirve para agrupar personas, etiquetando cierta información;se trata de expresiones antecedidas por el signo #. De esta manera, si se busca información sobre un lugar, un tema o acontecimiento, las personas llegan a ella rápidamente mediante el hashtag. Si una palabra o frase es repetida por muchos usuarios se vuelve un tema de tendencia o Trending Topic. Estas formas de etiquetar la información fueron iniciadas por Twitter y, al poco tiempo, fueron adoptadas por otras plataformas. Así, un usuario puede ver cuál es el tema de tendencia y cuáles son las posturas o ideas sobre el mismo. Veamos ahora cómo ser un usuario de estas plataformas.

El perfil es una cuenta creada para acceder a las RS y representa a una persona individual. Puede personalizarse agregándo aspectos propios de cada usuario: fotos, información diversa, gustos musicales, hábitos, viajes, televisión, libros… o nada. Ante la facilidad de abrir una cuenta, existen muchas que son anónimas o, incluso, cuentas falsas que representan a personas que no son ellas mismas dueñas del perfil. Esto último ha generado conceptos como el de trol(troll). Se caracteriza por ser una persona anónima que publica mensajes de odio, busca insultar, tergiversar el debate o simplemente hacer burla de otros usuarios valiéndose del anonimato. Otro concepto relacionado es el de bot. El bot es un programa informativo que interactúa en las RS de forma automática. Es muy utilizado para generar tendencias en la opinión o para posicionar información de intereses determinados.

Finalmente, encontramos el concepto que refiere al conjunto de datos transmitidos por internet: Big Data. Engloba la inmensa cantidad de datos creados y almacenados (volumen) en la red; desde un simple clic hasta imágenes, videos, tweets, audios, textos; asimismo, incluye las formas y la velocidad de transmisión, generación y procesamiento de esa información. La Big Data, especialmente referida a las RS, ha generado distintas herramientas para intentar entender el flujo y el impacto de estos datos.

Élites y la palabra de cualquier persona
Uno de los elementos más interesantes de las RS es la importancia que cobran ahí las personas. Es tanto el interés por individualidad que, al parecer, influye directamente en la importancia del grupo, convirtiéndose en un poderoso intermediario para la opinión pública. Por ejemplo, un presidente puede ser cuestionado y criticado en las RS (Político, 2018). La prensa más importante de un país puede ser ridiculizada al mostrarse la falsedad de su información (Político, 2018) o el poco fundamento de sus noticias (Mundo R. B., 2017). Una aplicación que permite al usuario rentar su propiedad afecta seriamente al ramo turístico y hotelero (Niemietz, 2018). Casos como estos existen muchos en todo el mundo. Los usuarios de las RS acceden a información que antes era inalcanzable; las posibilidades de acción se multiplican.

Igualmente, las RS permiten, más fácilmente, mostrar los abusos de grupos y personas que antes eran intocables. La grabación de un video mediante el celular, y su carga en las RS, es suficiente para mostrar un abuso a una gran cantidad de personas que pueden posicionarse sobre el hecho. Lo que antes pertenecía a la esfera de lo privado, ahora las RS lo colocan en lo público, posibilitando el juicio. Ese poder que las RS le dan al usuario no representa, como pudiera parecer, un espacio idílico para el debate público, exento de problemas.

El uso de las RS ha generado una nueva élite que se enfrenta al poder tradicional: los usuarios de Twitter enfrentándose a gobiernos en la Primavera Árabe; los Estados Unidos citando a declarar a Zuckerberg por el uso indebido de datos de usuarios durante la campaña presidencial del 2016 (Mundo R. B., 2018); el poder y la influencia en economía y política que tienen los directivos de empresas como Amazon, Apple y Google (Mundo R. B., 2020). La configuración de esta nueva élite va acompañada de la crítica y del cuestionamiento.

La acción contra la pura palabrería
Muchos movimientos sociales, como el #MeToo, y grupos de activismo sobre temas como el calentamiento global, surgen en las RS; éstas permiten detectar problemas comunes, crear vínculos para el debate y, en muchas ocasiones, tomar decisiones para la acción. Los movimientos así gestados van de la virtualidad de las RS a las plazas públicas de las ciudades, y de éstas a aquellas, retroalimentándose para subsistir. Por ejemplo: los hechos posteriores a la crisis financiera del 2008 detonaron un sentimiento de indignación e injusticia que se esparció en las RS, generando la unidad de distintos colectivos; en España, los indignados y en Estados Unidos el Occupy Wall Street fueron dos epicentros que forzaron la reflexión, desarrollándose así hechos semejantes en distintos países con exigencias similares (Mundo R. B., 2011).

Si bien las RS permiten encontrar puntos en común, existen obstáculos para estos vínculos. Los movimientos enfrentan a trolls y bots, quienes pueden erosionarlos rápidamente. Como afirmaLijtmaer (2019), es suficiente calificar de puritano o retrogrado un movimiento para deslegitimarlo, como sucedió con el #MeToo. Frente a una serie de denuncias, surgieron opositores que minimizaban los reclamos del movimiento, considerándolos conservadores o exagerados. La información en las RS queda a la deriva, expuesta y vulnerable, un escenario ideal para los trolls:

Sería bonito creer que la población de trolls que vive ente nosotros es diminuta. Pero, en realidad, muchísimas personas se han visto arrastradas a intercambios desagradables en la red. Todo el que lo ha experimentado ha conocido al troll que lleva dentro (Lanier, 2014, p. 84-85).

Si no hay jerarquías y las personas “pueden manejar brillantemente sus propias opiniones sin tenerlas, emitir juicios autorizados sin contar con la suficiente competencia” (Baricco, 2019, p. 220), si

[…] cualquier cosa que digamos se contextualizará y se le dará significado a través de la forma en la que los algoritmos, las multitudes reales y las de personas falsas, que en realidad son algoritmos, la remezclen con lo que dicen otras personas. (Lanier, 2018, p. 84)

entonces nos damos cuenta de que los beneficios ofrecidos por las RS se acompañan de factores que pueden impedir la acción.

Amigos y enemigos fáciles
No nos centramos en el concepto de amistad y sus particularidades en las RS. Lo que afirmamos es que éstas facilitan el contacto con muchos usuarios: familia, compañeros de escuela, conocidos, amigos, personas con intereses comunes, personas de nuestro pasado o personas de otros países. Las RS posibilitan relaciones amistosas, comerciales, amorosas, además de apoyos durante periodos complicados de la vida, información sobre estilos de vida, sobre lugares etc.; es decir, en ellas podemos encontrar elementos positivos y útiles, más allá de la dimensión política ya referida en apartados previos, sobre casi todas las dimensiones que configuran a una persona. Las RS nos ofrecen la posibilidad de encontrar amigos, pero también enemigos.

Esto significa que, así como los movimientos sociales se deterioran por las críticas y burlas que reciben en las RS, la autoestima y el ego de una persona pueden ser afectados fácilmente. De la noche a la mañana, una persona puede cambiar su vida de forma involuntaria en el momento en el que llama la atención y se convierte en el objeto de las burlas y el escarnio (Lemos, 2019). El acoso de que son víctimas muchas personas puede ser tan fuerte que termina con su suicidio. Este tipo de acoso se aprovecha del anonimato que permite la red social (Lanier, 2014). A pesar de eso, los apoyos que se pueden recibir sobre un problema político no tiene fronteras, siempre y cuando se puedan evadir las limitaciones que un país pueda poner sobre la misma red. El intercambio de información e ideas traspasa las fronteras y puede generar un debate más amplio y nutrido de opiniones.

Analogías y comparaciones
Es momento de ir al detalle y usar el marco arendtiano para pensar las RS desde algunas analogías y comparaciones motivadas por los conceptos ya presentados. Enfatizamos que el mundo pensado por nuestra filósofa no incluía el mundo virtual que enfrentamos, pero argumentamos sobre la utilidad analítica de su pensamiento para analizar las RS.

La plaza pública y las RS
La definición de Arendt de lo público implica, por un lado, la dimensión política centrada en la acción y el discurso de los ciudadanos, condición para la construcción de un mundo común. La plaza pública (el ágora griega) es el lugar que materializa aquellos actos, al relacionar a ciudadanos libres, miembros de la polis no sujetos a las necesidades básicas. Libres de las obligaciones hogareñas, los iguales interactúan en la plaza pública. La libertad supone la igualdad: “ser libre era serlo de la desigualdad presente en la gobernación y moverse en una esfera en la que no existían gobernantes ni gobernados” (Arendt, 2005, p. 58).

Por otro lado, existe un elemento de la esfera pública que acompaña a lo político, aunque es independiente de él e, incluso, puede obstaculizarlo: “El rasgo característico de estas comunidades no políticas era que su plaza pública, el ágora, no era un lugar de reunión de los ciudadanos, sino una plaza de mercado donde los artesanos exhibían y cambiaban sus productos” (Arendt, 2005, p. 183). La plaza pública es, al mismo tiempo, el lugar de lo político y el lugar de intercambio de productos. Si la relación entre personas se establecía a partir del interés por los productos, se desalentaba la preocupación por los temas públicos.

Como hemos ya establecido, las RS conforman una esfera pública, una moderna ágora virtual. Ahí, los usuarios se muestran, como quieren ser vistas, y se relacionan con acciones y discursos, obtienen información del acaecer del mundo, intercambian opiniones y construyen el mundo común, entre imágenes, videos, artículos, textos y memes. Si la analogía es correcta, en las RS se presenta, además del interés público, un gigantesco mercadeo de productos y servicios. De hecho, las RS son excelentes trampolines para posicionar mercancías, tanto de emprendedores independientes (freelancer) como de grandes empresas. Sin embargo, como ya lo hemos señalado, los usuarios también muestran aspectos de su vida privada, que, muchas veces, trascienden a lo público de forma violenta.[3] El ágora griega mantenía alejados, en la medida de lo posible, los asuntos del hogar, teniendo que lidiar únicamente con las relaciones comerciales.

Esta característica de las RS interfiere con su configuración como espacio ideal para que se lleven a cabo acciones de interés común. Son tantos los elementos que convergen en ese espacio que constantemente se están mezclando, confundiendo y, en consecuencia, afectando tanto de forma positiva como negativamente las relaciones humanas. Lo anterior no cierra de forma absoluta la realización de la acción. Bien podemos imaginar que en la antigüedad la gente se reunía en el mercado para vender productos, intercambiar ideas y, ocasionalmente, presenciar dramas familiares (como los protagonizados por Sócrates en medio de un debate). Asimismo, entre fotos de viajes y ventas de productos, aparece un meme político que genera el debate en las RS.

Perfil y Persona
En todo caso, usar las RS es una oportunidad de informarse, opinar y contribuir en el desarrollo de los hechos. Según Arendt, el término “persona” refiere a la máscara usada por los actores para cubrir su rostro y mostrar el del personaje de la obra; ella tenía un orificio en el lugar de la boca para dejar salir la voz del actor: “Es precisamente de este sonido a través de un orificio de donde deriva la palabra persona: per-sonare, «sonar a través», es el verbo al que corresponde el nombre persona, la máscara” (Arendt, 2017b, p. 44). Después, los romanos atribuyeron al término un sentido metafórico:

La distinción romana entre individuo y ciudadano consistía en que este último era una “persona” tenía personalidad legal, como si dijéramos; era como si el Derecho le hubiera asignado el papel que se esperaba desempeñarse en la escena pública, con la estipulación, no obstante, de que su propia voz sería capaz de hacerse oír. […] Sin su “persona” no sería más que un individuo sin derechos y deberes, posiblemente un “hombre natural” es decir, un ser humano u homo en el sentido original del vocablo, con el que se designaba a alguien que estaba al margen del Derecho y del cuerpo político de los ciudadanos como, por ejemplo, un esclavo, pero, en eso no hay duda, un ser irrelevante desde el punto de vista político (Arendt, 2017a, p. 169).

Así, la persona tiene voz, es escuchada, participa; por lo tanto, influye en lo público. El derecho garantiza su actuar en lo político. La voz pérdida del ciudadano de a pie se recupera en las RS.  Crea su perfil en Facebook, WhatsApp o Twitter, eligiendo su máscara, su cómo mostrarse, agrega contactos, su público, y la voz discurre en forma de imagen, meme, video o texto y cualquiera de ellos puede tornar Hashtag o Trend topic. Así, habla, opina, insulta, denuncia, bromea, etc. Los demás le escuchan, le hablan, le comparten opiniones, bromas, denuncias. En resumen, se integra a la esfera pública virtual, se beneficia de sus posibilidades, pero también se expone y se vulnera en medio de esas interacciones humanas. El derecho a la voz se puede materializar en la innumerable variedad de temas emanados de lo personal, de lo privado, lo comercial, lo público y lo político.

Masas y Redes sociales  
Como ya se dijo, hay opositores al derrotero seguido por las RS. Por ejemplo, Lanier (2014) analiza cómo se manipula y estimula a los usuarios. La satisfacción que siente una persona al recibir un Me gusta lo empuja a seguir publicando. El mundo de interacción que ofrecen las RS a las personas es creado por tecnólogos:

Nosotros desarrollamos extensiones de tu existencia, como ojos y oídos a distancia (webcams y teléfonos móviles) y una memoria ampliada (el mundo de datos que se pueden consultar en la red). Esos elementos se convierten en las estructuras mediante las que te conectas con el mundo y con otras personas. Esas estructuras, a su vez, pueden cambiar tu concepción de ti mismo y del mundo. Jugueteamos con tu filosofía manipulando tu experiencia cognitiva directamente, no de forma indirecta a través de la discusión. Basta con un pequeño grupo de ingenieros para crear una tecnología que moldee el futuro de la experiencia humana a velocidad increíble. Por lo tanto, antes de que se diseñen esas manipulaciones directas, desarrolladores y usuarios deberían mantener una discusión crucial acerca de cómo construir una relación humana con la tecnología (Lanier, 2014, p. 18).

Así, el mundo de las RS en el que interactúan las personas no fue construido por ellas mismas, sino por expertos que lo diseñaron con sus propios criterios y determinaron las formas específicas en que los usuarios podían relacionarse. Para Lanier (2014), el mundo se presenta al usuario desde lo que el tecnólogo quiere que se le muestre.

Aquí cabe recordar el quinto episodio de la tercera temporada de Black Mirror, El hombre contra el fuego, donde aparecen soldados estadounidenses que se dedican a exterminar mutantes. Durante una misión, el personaje principal se aproxima a matar a unos mutantes y accidentalmente activa un dispositivo que emite una luz incandescente. A partir de ahí, el soldado no se siente muy bien, experimenta un cambio en su percepción. Finalmente, le explican que estaba siendo manipulado por un implante neuronal, para que percibiera como mutantes a seres humanos enemigos. El dispositivo deshumanizaba al enemigo humano para exterminarlo más fácilmente. Aquella luz era un virus que desprogramaba el implante y le permitía ver la realidad.

Si bien la interacción de los usuarios en las RS no es manipulada mediante un implante, Lanier considera que las RS crean en los usuarios “una expectativa limitada de lo que una persona puede ser y de aquello en lo que cada persona puede llegar a convertirse” (Lanier, 2014, p. 16). Esas limitaciones impiden tener un mundo en común y provocan que cada vez nos entendamos menos: “La velocidad, estupidez y escala de las percepciones sociales falsas se han visto amplificadas hasta el extremo de que parece que las personas ya no vivan en el mismo mundo, el mundo real” (Lanier, 2018, p. 95). Cuando los usuarios se ponen en contacto por medio de las RS, éstas le muestran la parte de la realidad que más le provoca emociones para mantenerla en la plataforma.

Asimismo, dado el aislamiento de algunos usuarios de las RS, protegidos por la pantalla, surgen, según Lanier, los totalitarios cibernéticos: “uno empieza a preocuparse más por la abstracción de la red que por las personas reales conectadas en la red, cuando en realidad la propia red carece de sentido. Únicamente las personas son significativas” (Lanier, 2014, p. 32). Con Lanier (2014), también Byung-Chul Han (2014) cuestiona si las acciones en las RS no son en realidad una manifestación de la cultura de masas en la que los individuos más o menos se organizan a partir de ellas, pero poco saben los unos de los otros. Difícil es establecer una relación más fuerte, que reconozca lo que hace único al otro. ¿Son suficientes los Me gusta, los memes y las páginas retwitteadas para conocer a profundidad a una persona? La pregunta vale también referida a vínculos fuertes entre varias personas, que busquen la construcción de lo común, sin anteponer negocios o intereses personales.[4]

Estos pensadores suelen sobrevalorar el efecto del filtro. El mismo Lanier afirma que “es imposible saber si la máquina se ha vuelto más lista o si simplemente tú has bajado tu nivel de inteligencia hasta tal punto que la máquina parece inteligente” (Lanier, 2014, p. 51). Cuando Arendt afirma que “La característica principal del hombre-masa no es la brutalidad y el atraso, sino su aislamiento y su falta de relaciones sociales normales” (Arendt, 2016b, p. 445), nos remite a las personas cuyas únicas relaciones humanas son con sus celulares y computadoras. Los grupos son unas de las prioridades de las RS, pero ellos se conforman por personas con intereses en común. Por obvias razones, en esos grupos la pluralidad de pensamientos es menor. Si las RS fomentan la sociedad de masas, entonces ¿qué decir de movimientos como Black Lives Matter, #MeToo o Occupy Wall Street? ¿No surgen del intercambio de opiniones, de la oposición al establishment? ¿No son muestras genuinas de la acción arendtiana? Resumimos enseguida a continuación en un cuadro comparativo (v. cuadro 1) para responder qué tanto y de qué forma se puede actuar en las RS y cuáles serían las limitaciones que aparecen.

Cuadro 1. Analogía entre los conceptos de Arendt y las RS

Ágora o Plaza Pública

Plataforma o Red Social

Espacio público donde las personas se muestran y ven lo que otras personas hacen, opinan y lo que las distingue.

Acción y discurso

Comentar o publicar fotos, videos, artículos, Me gusta, compartir…

Con estos actos las personas muestran quiénes son, revelan su única y personal identidad y aparecen en el mundo.

Persona

Perfil de usuario

La manera cómo aparecen al público, la forma como se nos permite el discurso y los actos.

Masa

Filtro burbuja

Seres humanos aislados que han perdido el mundo en común.

Fuente: Elaboración propia.

Límites para la acción en las RS
¿Cuáles son los elementos que permiten y cuáles los que obstaculizan la acción en las RS? Hemos argumentado que cada plataforma se crea con características propias, determinando formas varias de relación entre los usuarios. Cada una permite la interacción de las esferas propuestas por Arendt: lo público, lo social y lo privado, predominando una de ellas, según la estructura específica con la que fue diseñada. Los Tweets de Donald Trump, por ejemplo, podían ser vistos por quien tuviera internet, incluso sin ser usuario de la plataforma. Si Trump hubiera usado Facebook, enfrentaría la configuración de seguridad establecida por cada usuario, además del límite de cinco mil contactos por usuario. Si bien la estructura de las RS determina los formatos de interacción, no fija cómo se puede actuar en las plataformas: existe en cada una de ellas el espacio del cual puede surgir la acción.

Conviene precisar aquí la analogía entre la plaza pública y las RS. Éstas no son públicas pues tienen dueño, empresas privadas que deciden, condicionan y limitan el uso de la plataforma según sus intereses. Toda RS plantea la aceptación de ciertos términos y condiciones para hacer uso de ella. Así, la espontaneidad de la plaza pública griega, hoy se traslada al espacio cibernético de las RS con los límites estrablecidos por sus poseedores. A pesar de ello, la mayoría de los debates públicos tiene lugar ahí. Personas e instituciones (religiosas, gubernamentales o no, educativas, etc.) que pretendan informarse y participar en esos debates deben recurrir a las RS. Los medios de comunicación como el periódico y la televisión se han actualizado y combinan sus formatos tradicionales con las posibilidades de las RS.

Las RS han permitido a las personas tener un medio, ahora digital y de fácil acceso, para mostrar quiénes son, qué piensan, qué hacen y qué opinan. Las RS han permitido que las personas no esperen la opinión del experto para tomar decisiones: desde cómo comprar acciones en la bolsa de valores hasta el libro recomendado o el mejor hotel para vacacionar. La opinión del experto o el especialista se encuentra igualada, en muchas de las prácticas, a la del lego que tiene su club de seguidores. Anterior a las RS, los espacios de opinión y de intercambio de ideas eran exclusivos de ciertos grupos; ahora, cualquiera con acceso a internet tiene voz.

Esto ha afectado, entre otras cosas, a las élites existentes en los diferentes ámbitos de acción y de pensamiento. En las relaciones económicas se han eliminado muchos intermediarios. Las noticias no deben esperar hasta el horario del noticiero televisivo. Las denuncias ciudadanas llegan más rápido a las autoridades. Las consecuencias del impulso democratizador de las RS son positivas y negativas. Más allá de los apocalípticos y de los integrados, lo innegable son los veloces cambios que afectan de manera global. Sin duda, los problemas locales generan reflexiones globales.

Las RS han generado cambios en la forma en que las ideas, el saber y la verdad son aceptadas. “La verdad filosófica, cuando entra en la calle, cambia su naturaleza y se convierte en opinión, […] no sólo un paso de un tipo de razonamiento a otro sino de un modo de existencia humana a otro” (Arendt, 1996, p. 250). Este es uno de los conflictos que enfrentamos hoy: las verdades establecidas y protegidas por instituciones en distintas áreas es desafiada por las opiniones de cualquier persona. El valor de verdad del discurso de los usuarios pareciera determinado por la cantidad de seguidores o contactos, por el número de veces que se comparte y por la estadística de agrado o desagrado. Así, la opinión del experto es una más de tantas opiniones.

En ese sentido, para Arendt, Sócrates es importante pues no buscaba su verdad, sino que cada ciudadano mostrara la suya. Desde luego que en las RS los usuarios no siempre expresan su opinión, ya que muchas veces solamente copian, comparten o retwittean la de alguien más, en cuyo caso podemos asumir que concuerdan con ella. Fenómeno constante de las RS es pues el intercambio de opiniones, puntos de vista y bromas sobre una gran variedad de tópicos. A pesar de esa variedad, existen narrativas que se han consolidado por el uso de las RS. Puede que no todos conozcan el movimiento #MeToo, pero ahora es más común escuchar sobre los abusos de poder por parte de los hombres hacia las mujeres.

Feminismo, calentamiento global, el abuso a grupos minoritarios siguen siendo temas polémicos, pero ya no son indiferentes. El debate se centra en estos y otros asuntos, directa o indirectamente, pero ahora se hacen rápidamente visibles. Si en la vida privada alguien sufre un abuso, se hace público y se opina sobre ello. Si una empresa comete una infracción, una irregularidad o no sigue los lineamientos que afirma seguir, es rápidamente señalada. Si un grupo feminista opina en contra de un grupo transgénero, se establece el intercambio de opiniones y denuncias sobre las posturas y contradicciones. Sin embargo, recordemos que no todos vemos el mismo espacio público, pues éste se muestra en relación a los intereses compartidos con otros usuarios. Además, si un tema es controvertido y genera muchas opiniones, el algoritmo lo muestra con mayor continuidad para seguir generando controversia y motivar un mayor uso de su plataforma. Esto puede generar mayor polarización entre los usuarios.

En las RS podemos ver distintas perspectivas sobre un tema, siempre que desactivamos el filtro burbuja.[5] Podemos seguir a distintas personas con opiniones distintas para formar una opinión más completa. Pero, como la misma Arendt afirma, “la calidad misma de una opinión, como la de un juicio, depende de su grado de imparcialidad” (Arendt, 1996, p. 254). Si una persona es incapaz de imaginar el pensamiento que le es ajeno y simplemente busca el respaldo de su propio interés, nunca llegará a una generalidad imparcial. Esto muestra la fuerza del rechazo de la diferencia que, según Arendt, destruyo la vida de la polis: la competencia, la envidia y el odio mutuo.

Decir que, en Facebook o en otras RS “no se mencionan problemas que pudiéramos abordar y comentar en común” (Han, 2018, p. 123) es una forma muy fácil de desentenderse de la importancia de una plataforma de más de dos mil setecientos millones de usuarios. Byung-Chul Han afirma que:

Lo que se emite es sobre todo información que no requiere discusión y que solo sirve para que el remitente se promocione. Ahí no se nos ocurre pensar que el otro pueda tener preocupaciones ni dolor. En la comunidad del «me gusta» uno solo se encuentra a sí mismo y a quienes son como él. Ahí tampoco resulta posible ningún discurso. El espacio político es un espacio en el que yo me encuentro con otros, hablo con otros y los escucho. (Han, 2018, p. 123).

Desde luego que el discurso filosófico y reflexivo que le gustaría ver a Byung-Chul Han no es una característica propia de las RS, pero ¿por qué tendría que serlo? ¿Todos los usuarios de las RS deberían ser filósofos? El intercambio de información que se da ahí, los nexos y relaciones que se forman con la interacción son ya formas innegables de la construcción de un mundo común, con todas las limitantes que ya hemos presentado. En ese sentido, las RS son un espacio en el que las personas muestran lo que son y “lo que ocurre en ese espacio de apariencias es por definición político, aun cuando no sea un producto directo de la acción” (Arendt, 1996, p. 167).
Siempre han existido formas para intentar limitar el espacio público y silenciar la voz de las personas. Desde las prohibiciones para mostrarse en el espacio público hasta el amedrentamiento. Las RS no son la excepción: constantemente se menciona la violencia verbal, las críticas descarnadas y los bloqueos entre los usuarios por no querer continuar con el intercambio de palabras. La prohibición del espacio público entre los usuarios presenta dos variantes: directa y la indirecta. Directamente una persona puede bloquear a un usuario para eliminar el contacto directo en la plataforma. De esta forma queda prohibida la interacción entre esas dos personas. Por otro lado, en Facebook y WhatsApp se puede eliminar a un miembro de un grupo si se es administrador del grupo, o si se reporta a la plataforma, por violación de las condiciones del servicio, pueden suspender la cuenta.

La forma indirecta de prohibir el espacio público de las RS es considerarlos no aptos para la acción y el discurso. Es el caso de los expertos que no aceptan cómo se muestran y comunican los usuarios. Se decide qué tipo de usuarios son o no aptos, quién entienden la realidad y quién no.  Lijtmaer (2019) los llama los puritanos y los ofendiditos. Se tacha de puritano a un usuario por el simple hecho de hacer una denuncia, una queja o incluso hacer una broma. Cuando se abre el debate público en las RS sobre un tipo de conducta considerada por alguien inapropiada, casi siempre de carácter sexual, se le tacha de puritana. “Puritana […] quiere decir estrecha de miras, moralista y cerrada” (Lijtmaer, 2019, p. 22). Cuando una denuncia de este tipo se hace pública, rápidamente se suman más moralistas para iniciar la cacería de brujas: “Invocando a Salem, las acusaciones se deslegitiman, los casos de abuso se minimizan” (Lijtmaer, 2019, p. 39).

Asimismo, al ofendidito se le considera como una persona muy preocupada y que se escandaliza muy fácil por asuntos políticos y culturales. Se indigna “generalmente ante el abuso de lugares comunes o el ataque a causas minoritarias” […] “Se le acusa de hipersensibilidad o de ignorancia, de no saber realmente de lo que habla” (Lijtmaer, 2019, p. 42). Del otro lado nos encontramos con el políticamente incorrecto “que no respeta las normas y el statu quo, que dice lo que piensa y está dispuesto a llevarlo hasta las últimas consecuencias, aunque le linche, más bien le ciberlinche, la turba” (Lijtmaer, 2019, p. 44).

Al eliminar de las RS las denuncias de los puritanos y las quejas de los ofendiditos, se cree que solo queda lo verdadero, la realidad, el ser. Empero, cuando se elimina del espacio público la opinión de una persona por ser puritano u ofendidito la pluralidad se ve seriamente afectada. Las RS quedan prohibidas a ciertos usuarios como un espacio de aparición por criterios establecidos por sus administradores; por ejemplo, si los usuarios publican comentarios, fotos o videos que la misma plataforma considere inapropiado. Sin embargo, los criterios son ambiguos y su aplicación puede variar dependiendo de la persona que se trate. Recordemos nuevamente que las RS son un espacio público de aparición, pero es propiedad privada. Reiteramos también que muchas de las conductas desarrolladas en las RS dependen de las características estructurales específicas que de cada plataforma. Indudablemente, el espacio público es el único medio que el hombre tiene para ser libre y mostrar lo que es. En la actualidad uno de los espacios de aparición más representativos, con mayor fuerza y extensión, son las RS, un espacio público creado por empresas privadas. ¿Qué pasa si a una persona se le prohíbe este espacio de aparición a una persona?

Reflexión final
A lo largo del texto mostramos algunos elementos que obstaculizan el surgimiento de la acción en las RS. A pesar de la complejidad del espacio cibernético, el intercambio de opiniones, fotos, videos y bromas va creando paulatinamente un mundo en común donde ganan terreno ciertos asuntos y que permanecen después de haber sido tendencia. Asimismo, a partir de los distintos discursos generados en ese espacio, en medio de polarizaciones y rupturas, surgen acuerdos y compromisos entre las personas, puntos de conexión que en muchas ocasiones alcanzan al mundo que habitamos fuera de las RS. La inmensa cantidad de información publicada y compartida germina en las mentes de los usuarios y sus intereses. Impredecible es el campo de la acción, tanto en el mundo físico como en el espacio virtual, cuáles temas, cuáles ideas y cuáles acciones madurarán y darán frutos sólo el tiempo lo sabrá. Muchos movimientos se hicieron públicos en una de las RS gracias a una frase, un video o un meme. Al inicio pueden o no tener gran impacto, pero una vez hechos públicos pueden soportar las inclemencias del tiempo o no. La incertidumbre humana no desaparece en la esfera pública virtual.

Pensemos dos significativos casos: el movimiento MeToo y Black Lives Matter. En el primero, una activista usó la frase Me Too en la red social Myspace para denunciar los abusos sexuales que sufrían las mujeres. La frase se mantuvo en el espacio cibernético hasta que, casi diez años después, detonó el movimiento con las acusaciones al productor de cine Harvey Weinstein. En el segundo, Black Lives Matter, a partir del uso de las RS se intercambiaron opiniones e imágenes que nutrieron el debate y fue ganando más y más adeptos. El intercambio de opiniones en las RS no siempre es estéril: Weinstein fue declarado culpable y la muerte de George Floyd difundida en las RS aumentó la concientización sobre los problemas de discriminación racial y se exigió justicia (se declaró culpable al policía que lo asesinó). En cada plataforma existen personas intercambiando opiniones que hacen eco más allá de ese espacio. La información pasa de una RS a otra, siendo tema de debate y objeto de opiniones personales. Poco a poco, el discurso y los actos configurados en las RS van incorporándose al mundo, dando un soporte más sólido a la condición política de los distintos usuarios.

Es tanto el intercambio de información y tan variado el número de RS y usuarios, que resulta difícil no ver la pluralidad que ofrece el espacio público virtual y sus posibilidades de acción. Por supuesto, podemos negarnos a participar en ese mundo y defender las opiniones e intereses propios o aceptar aquella diversidad. Sin duda, lo más habitual es la obstinación ciega, incluso entre personas muy cultivadas, que se hace evidente en la falta de imaginación y en la incapacidad de juzgar desde una posición que vaya más allá de sí mismo. Algunos de los críticos de las RS se enfocan en las limitaciones y los aspectos negativos, los cuales son muchos indudablemente, pero dejan de lado los cambios positivos que están generando, el intercambio de opiniones y las relaciones e ideas que están transformando el mundo. Igual que en el mundo fuera del internet, hay personas que no escuchan otras voces más que la propia. La falta de imaginación y la indisposición para escuchar no les permite ser parte de las posibilidades abiertas de una herramienta que nos mantiene en contacto con el mundo, participar activamente en este nuevo mundo que no deja de configurarse.

Referencias
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Notas:

[1] Esta transacción posibilitó, junto a Instagram, comprada en 2012, que tres grandes compañías pertenezcan al mismo conglomerado empresarial.

[2] Al respecto de sus 140 caracteres permitidos en un inicio, vale la pena recordar lo que decía Alfonso Reyes hace más de cien años: “Ya no hay quien no escriba para el público artículos de dos o tres líneas. En estética, micro-realismo, y en estilo, monosilabismo. Así va el mundo” (Reyes, 2002, p. 88).

[3] El carácter negativo de la irrupción de lo privado en lo público se ve matizado y cuestionado en muchos sentidos en la discusión feminista. Una idea general al respecto la podemos encontrar en Pateman, 1996.

[4] Estos pensadores no consideran lo positivo de las RS. Si piden que la red sea más abierta, se limitan a ver las puertas cerradas. Si piden mayor contacto con las personas, determinan cuáles medios son auténticos y cuáles no. Si las personas discuten y se organizan a pesar de los límites de las RS, deslegitiman eso por construirse en plataformas de las mayorías. Como ya afirmamos, las RS no son el espacio público ideal que materializa la acción humana, pero hemos visto que sí la posibilitan. Así, es necesario estudiarlo y no negar a priori su posibilidad. Lanier dice que los tecnólogos limitan el uso de la red, pero eso mismo ha permitido que muchas personas puedan aprovecharla. Por otro lado, cada RS limita el uso, pero no lo condiciona. Lanier mismo indica elementos de uso para evitar ser parte del rebaño digital.

[5] En Facebook la opción “Más reciente” permite ver las publicaciones más recientes, sin importar si el algoritmo ha detectado mayor o menor interés en ellas. En Twitter se elige en las preferencias “Cambiar a la vista de tweets más recientes” para mostrarlos en orden temporal (la opción “Volver a inicio” muestra los tweets que el algoritmo detecta como destacados para el usuario). En WhatsApp es suficiente con que el usuario no tengo bloqueado a un contacto para que se pueda acceder a la información.

 
  Universidad de Guadalajara
Departamento de Filosofía / Departamento de Letras