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1492, Marte: Reverberación de la Conquista del Continente Americano 1492, Mars: Reverberations of the American Continent’s Conquest |
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DOI: 10.32870/sincronia.axxix.n88.7.25b | |||||||||
Luna María Cueva García |
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Recepción: 07/02/2025 Revisión: 28/03/2025 Aprobación: 06/06/2025 | ||||||||||
Resumen. Palabras clave: Ray Bradbury. Conquista. Colonización. Pacificación.. Abstract. Keywords: Ray Bradbury. Conquest. Colonization. Pacification. |
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Instroducción En esta historia se explora la colonización del planeta rojo desde una perspectiva histórica. Los relatos que en este libro se narran no claman ser cuentos, sino que en el índice nos encontramos con una cronología que recopila los sucesos más importantes de un fenómeno tan grande y extenso como lo es la conquista de un nuevo mundo. En este artículo se hará una revisión a la obra de Bradbury para indagar su conexión con un importante suceso histórico de nuestro continente: la conquista por parte de España. Por varios aspectos que se examinarán más a fondo en lo posterior, ya varios investigadores se han interesado por ahondar en esta lectura comparativa, como lo son Juan Durán Luzio con su artículo “Crónicas Marcianas: De la conquista de América a la conquista de Marte”, o Tatiana Herrera Ávila con “Crónicas Marcianas: El Triple Sistema”; ambas importantes fuentes para este texto que serán citadas con frecuencia. Además de revisar acontecimientos puntuales que unen al texto con la historia, se buscará responder: ¿de dónde nace el deseo humano de emigrar que da sentido a la colonización en ambas historias?, y ¿a qué se refiere la “pacificación”, en la que los colonizadores parecen disfrutar escudarse como una forma de justificar sus acciones? ¿Por qué “crónicas”?
Es curioso y casi paradójico que un cronista desacredite el propio género en el que escribe. Al respecto, podemos tomar la definición de Herrera Ávila de lo que es una crónica:
Tomando esto en cuenta, no es tan descabellado que Bradbury decida llamar crónicas a los escritos que conforman este libro, puesto que —tal como las crónicas de Indias— se basan en una parte ficticia y algo que nuestra historia nos ha dejado bien claro: el instinto de exterminio y superioridad que el hombre siente cuando se encuentra con un ser diferente a él mismo. A continuación, se revisarán punto a punto algunos de los aspectos históricos específicos que unen Crónicas Marcianas con la conquista del continente americano por parte de los españoles. Preparación del viaje: medio de transporte y premoniciones Vemos en este primer relato el medio de transporte que llevará al nuevo mundo a los terrícolas, en lo que parece una empresa enorme e inusual. Además, este medio de transporte desafía lo imposible: modificar el clima. Esto podría ser un reflejo de las carabelas utilizadas por Colón que, de tan avanzadas, lograron modificar la geografía que se había tenido vigente por veinte siglos (Durán, 1992, p. 5). Menciona el doctor José María García Redondo (2019), experto en historia de la cartografía en territorio mexicano, que el “tropiezo” de Colón con América fue una revolución para aquéllos que trazaban los mapas, puesto que debían repartir las tierras que parecían haber aparecido por arte de magia entre los reinos por medio del Tratado de Tordesillas. El segundo y el tercer relato (situados en febrero y agosto de 1999, respectivamente) hablan de premoniciones. En Ylla conocemos la historia de una marciana atrapada en un matrimonio infeliz, que sueña con un hombre muy diferente a ella que baja del cielo en una “cosa de metal que relucía a la luz del sol”, para después decirle que viene del tercer planeta y se llama Nathaniel York; más adelante en el cuento descubrimos que el sueño de Ylla es en realidad una premonición. Por otro lado, en Noche de verano se nos presenta la historia de una cantante marciana que, en medio de su interpretación, expulsa involuntariamente raras palabras de una lengua desconocida que hacen entrar en pánico a todos los oyentes. Estas raras palabras son en realidad versos de Shakespeare. En América las premoniciones también estaban presentes. Los originarios tenían una leyenda que hablaba de Quetzalcóatl, un hombre de tez clara, cabellos rubios y barba espesa que llegó a Tula a compartir la Toltecayótl (conocimiento)con la gente nativa de ahí, que era casto y que no aceptaba sacrificios humanos (Cisneros, 2019). Los frailes aprovecharon la apariencia de esta divinidad para hacer creer a los conquistados que Quetzalcóatl había sido un apóstol enviado por Dios antes de la llegada de los españoles, y ahora llegaban ellos a evangelizar (Xiu, 2017). Expediciones sin éxito
Esta imagen de los conquistadores que toman a la mujer nativa casi como moneda de cambio o recompensa está igual de presente en la historia de la conquista de nuestro continente. Remite Díaz de Castillo en sus crónicas:
Obsequiar mujeres como una manera de “dar una bienvenida” o “formar lazos de amistad” era común en la conquista. Los invasores venían al continente no sólo con el objetivo de llevarse los metales preciosos, sino también de ostentar su poder al violar y robar a mujeres. Abundan narraciones de esta clase de actos, como la Carta de Savona (1495) que la doctora Miriam López reproduce en su libro (2023):
La conquista de América y la de Marte están empapadas de una misoginia que hace creer al invasor que son los hombres los que le darán el poder de sus tierras y las mujeres que las habitan. Y, si este poder no le es entregado, lo tomará. López Hernández dice que éstos “construyeron la imagen de que las nuevas tierras eran como mujeres vírgenes a las que había que seducir y abusar” (2023, p. 76). Por otro lado, tenemos la segunda expedición al planeta rojo, presentada en un relato titulado Los hombres de la tierra. En éste los terrícolas llegan a Marte y, sintiéndose merecedores de un recibimiento digno por su gran hazaña, llaman a la casa de una mujer para contarle su gran logro. La mujer no puede estar menos interesada, así que los despacha con rapidez y cierra la puerta. Así, los hombres van de un lado de Marte al otro, desesperados por recibir unas palmaditas en la espalda. Observamos aquí un choque entre dos sistemas de valores diferentes: los terrícolas no soportan que los marcianos no estén felices con sus “logros”, y no comprenden por qué no están armando una fiesta. En América, los conquistadores no concebían que los nativos no quisieran ser “pacificados” o arrastrados a una religión que no profesaban, puesto que sólo podían juzgarlos bajo su propia concepción de la vida (Durán, 1992, p. 8). Más adelante ahondaremos más en este aspecto. La utopía: tercera expedición a marte Herrera Ávila (2011) menciona que desde el inicio de nuestros tiempos la raza humana ha estado en la búsqueda de un lugar perfecto: los campos elíseos, los Edenes, las Nuevas Atlántidas y —en el caso de Colón— el Paraíso Terrenal, que se creía que estaba en Oriente:
Sin embargo, para entender esta perspectiva utópica no es necesario irnos tan lejos. Tan sólo pensemos en la gente de las ciudades, que por la ajetreada vida que conlleva la urbanidad, con su ruido y su tráfico, anhela poder irse a vivir al campo. Pensemos, también, en la imagen que tenemos de las ciudades de “primer mundo”, consideradas lugares seguros, sin crimen y con una economía estable, a las que vemos como modelo o —los más desesperanzados— como destino de huida. No resulta extraño, entonces, que Ray Bradbury presente Crónicas Marcianas como una hipótesis de lo que sucedería si el ser humano llega al Paraíso Extraterrenal que tanto ha soñado. Sobre todo, si se toma en cuenta el contexto histórico en el que esta obra fue escrita: en un Estados Unidos asolado por dos guerras mundiales, una fuerte caída económica y la marginalidad de algunos grupos. La necesidad de una utopía a la que aferrarse, una vía de escape, es característica del espíritu humano. Dice Herrera Ávila:
Volvamos al tercer intento de conquista del planeta rojo. En el cuento La tercera expedición los astronautas aterrizan en un Marte que se oculta tras un disfraz: gracias a los alienígenas, Marte es un espejismo de un pueblito de Illinois en 1926. Y, lo que lo hace más increíble, es que en él habitan todos los seres queridos que los conquistadores creían muertos:
De igual manera, cuando los españoles llegaron a América se sintieron fuertemente atraídos por las leyendas que los nativos caribeños les contaron acerca de una tierra más al norte en cuyos cuerpos de agua brotaba un líquido revitalizante que les permitía vivir muchos años (Pero eso es otra Historia, 2021, 1:34-1:51). Los invasores relacionaron este lugar con el Mito de la Fuente de la Eterna Juventud, popular en Europa, y se cree que Ponce de León se afanó en encontrarla. Además, también fue en la tercera expedición que Cristobal Colón creyó haber dado con el lugar en el que las Escrituras situaban el Paraíso: un Jardín cerca de la desembocadura del Orinoco (Durán, 1992, p. 9). Los conquistadores llegan a su destino: la “pacificación” El invasor llega al nuevo territorio con el objetivo de robar: toma todos los bienes, destruye todo lo que el nativo construyó y le pone su nombre a ríos, montañas, lagos. El invasor no puede aceptar que los nativos viven bajo un sistema de valores diferente y que no quieren cambiarlo; por lo tanto, impone sus pensamientos a la fuerza y lo llama pacificación. Decía Benedetti en su Oda a la pacificación (2020)que “hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados (…) es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda”. Al respecto de la conquista del continente americano está lo que dice Bernal Díaz del Castillo al inicio de sus crónicas: “Por lo que a mí me toca y a todos los verdaderos conquistadores mis compañeros que hemos servido a Su Majestad así en descubrir y conquistar y pacificar todas las provincias de la Nueva España” (1632, p. 2). Esta declaración de intenciones inicial no tarda ni una cuartilla en verse nublada por una ambición: una necesidad de poseer, que ya no ve a los nativos como un pueblo que salvar o “pacificar”, sino como un objeto a ser utilizado:
Como se habían ya pasado tres años (…) y no habíamos hecho cosa ninguna que de contar sea, acordamos juntarnos ciento diez compañeros de los que habíamos venido de Tierra Firme y de los que en la isla de Cuba no tenían indios y concertamos con un hidalgo que se decía Francisco Hernández de Córdoba, que era hombre rico y tenía pueblo de indios en aquella isla, para que fuese nuevas para en ellas emplear nuestras personas. Los españoles quedaron impresionados cuando vieron los grandes y hermosos pueblos de las tierras a las que habían arribado (Del Castillo, 1632, p. 27), sin embargo, esto no los detuvo para destruir su arquitectura y esclavizar a su gente. Bradbury presenta en su libro una situación similar, pues cuando se le pregunta a los terrícolas de la cuarta expedición cómo se sentirían en la posición de los marcianos (“¿Cómo se sentirían si fuesen marcianos y viniera alguien y se pusiera a devastar el planeta?”) éstos se quedan callados, en lo que se interpreta como: “Agarra lo que puedas, lo que encuentras es tuyo; si el contrario te ofrece la otra mejilla, abofetéalo sin miedo” (Bradbury, 2022, p. 95). En esta cuarta expedición a Marte, contenida en la crónica, Aunque siga brillando la luna (Bradbury, 2022, pp. 80-111), los terrícolas se encuentran con un bellísimo planeta con grandes ciudades, torres, canales y anfiteatros; no obstante, algunas ciudades llevan extintas cientos de años, y otras tan sólo algunos días. ¿El motivo? Una varicela traída por los astronautas de expediciones pasadas que acabó con buena parte de la población marciana, cuyos sistemas inmunológicos no estaban acostumbrados a esta enfermedad. Spender —figura sumamente importante para la historia, de la que hablaremos con más profundidad en un momento—está indignado y enfurecido porque una enfermedad común e inofensiva como la varicela “que en la Tierra no mata ni a los niños” haya acabado con una civilización tan majestuosa como lo fue la marciana. Esto recuerda a las enfermedades que trajeron los castellanos a Nueva España, que tuvieron el mismo efecto que en el relato de Bradbury. Dijo el soldado y cronista Francisco de Aguilar al respecto que “Dios consideró adecuado enviar la viruela a los indios y hubo una gran pestilencia en la ciudad” (News Mundo, 2020). Además, en este relato se presenta el bautismo de las tierras que ya tenían un nombre para adaptarlas a lo conocido por los conquistadores. En una noche de borrachera el soldado Biggs bebe seis botellas con avidez, para después tirarlas en un canal al tiempo que dice “Yo te bautizo, yo te bautizo, yo te bautizo (…), yo te bautizo Biggs, Biggs, canal Biggs”. Esto recuerda a Colón, que tras desembarcar decidió renombrar la isla Guanahaní como “San Salvador” (Durán, 1992, p. 12). El colonizador rebelde Podemos ver en el intento de prodigar respeto a los nativos varias figuras de la conquista de América. Tomemos como ejemplo a San Bartolomé de Las Casas, que alegaba a favor del respeto mutuo como un postulado de cristianismo universal (Durán, 1992, p. 12). Además, el interés de Spender por los libros de filosofía marcianos recuerdan a Fray Bernardino de Sahagún y el padre Francisco Ximénez, que pretendían comprender las culturas antes de destruirlas (Durán, 1992, p. 13). Es de suma importancia para comprender la motivación de este artículo, además, citar las palabras que Spender menciona en su alegato: “¿Recuerda usted lo que pasó en México cuando Cortés y sus magníficos amigos llegaron de España? Toda una civilización destruida por unos voraces y virtuosos fanáticos. La historia nunca perdonará a Cortés” (Bradbury, 2022, pp. 102). Esto pone sobre la mesa explícitamente el tema de la conquista del continente americano: Spender es consciente del ciclo que se está repitiendo. Conclusión No es Crónicas Marcianas únicamente una preciosa pintura de la utópica vida en Marte, con su cultura, su gente y sus costumbres. No es, mucho menos, una historia de la convivencia de los terrícolas y los marcianos en el planeta rojo, la unión de dos civilizaciones que ven en el Otro una oportunidad de mejora. Crónicas Marcianas es, en cambio, la narración de la Conquista de un pueblo, a manos de hombres que cometen las mismas atrocidades que sus antepasados ya habían hecho en América. Considera Buzón:
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Referencias Benedetti, M. (2020). Oda a la pacificación. En Antología poética (p. 68). Bradbury, R. (2022). Crónicas Marcianas (37.a ed.), Booket. (Obra original publicada 1944) Cisneros, S. (2019, 30 diciembre). Quetzalcóatl, la leyenda de la Serpiente Emplumada - México Desconocido. México Desconocido. https://www.mexicodesconocido.com.mx/quetzalcoatl-serpiente-emplumada.html Del Castillo, B. D. (1632). Historia verdadera de la conquista de la Nueva-España. https://biblioteca.org.ar/libros/11374.pdf Durán, J. (1992). Crónicas marcianas: De la conquista de América a la conquista de Marte. Letras, 1(25-26), 85-106. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5476216 García, J. M. (2019). La cartografía al servicio de la conquista. www.casamerica.es. https://www.casamerica.es/sociedad/la-cartografia-al-servicio-de-la-conquista Giordano, F. (2022). Crónicas Marcianas (1950) de Ray Bradbury. Revista Guay. https://revistaguay.fahce.unlp.edu.ar/index.php/2022/03/15/cronicas-marcianas-1950-bradbury/ Historia de América (s.f.) Tema 4.1. Población. https://blogs.ua.es/historiadeamerica/tema-4-poblacion/ News Mundo (2020) La pandemia que mató a miles hace 500 años en México (y cómo ayudó a la conquista española). (2020, 28 noviembre). BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-54924678 López, M. (2023). Sexo y Conquista. En Sexo y guerra durante el Posclásico y la Conquista (pp. 76-80). ttps://foem.edomex.gob.mx/sites/foem.edomex.gob.mx/files/catalogo/SEXO_Y_GUERRA_DURANTE_EL_POSCLA%CC%81SICO_Y_LA_CONQUISTA.pdf pacificación. (s. f.). En Diccionario del Español de México. https://dem.colmex.mx/Ver/pacificaci%c3%b3n Pero eso es otra Historia. (2021, 31 marzo). El Mito de la Fuente de la Eterna Juventud y Juan Ponce de León (Documental Historia mitología) [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ShwZBlQMGOE RAE. (s. f.). pacificar. En Diccionario de la Lengua Española. https://dle.rae.es/pacificar iu. (2017, 4 enero). ¿Era Quetzalcoatl realmente blanco y barbado? Matador Español. https://matadornetwork.com/es/era-quetzalcoatl-realmente-blanco-y-barbado/ .
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Universidad de Guadalajara Departamento de Filosofía / Departamento de Letras |
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