1492, Marte: Reverberación de la Conquista del Continente Americano
en Crónicas Marcianas.

1492, Mars: Reverberations of the American Continent’s Conquest
in Crónicas Marcianas.

 
Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional DOI: 10.32870/sincronia.axxix.n88.7.25b  
 

Luna María Cueva García
Universidad de Guadalajara
(MÉXICO)
CE:
luna.cueva9004@alumbos.udg.mx
https://orcid.org/0009-0004-0858-7739

       
            Recepción: 07/02/2025 Revisión: 28/03/2025 Aprobación: 06/06/2025  
         

Resumen.
En este artículo se hará una revisión a la obra de Bradbury para indagar su conexión con un importante suceso histórico de nuestro continente: la conquista por parte de España. Por varios aspectos que se examinarán más a fondo en lo posterior, ya varios investigadores se han interesado por ahondar en esta lectura comparativa, como lo son Juan Durán Luzio con su artículo “Crónicas Marcianas: De la conquista de América a la conquista de Marte”, o Tatiana Herrera Ávila con “Crónicas Marcianas: El Triple Sistema”; ambas importantes fuentes para este texto que serán citadas con frecuencia. Además de revisar acontecimientos puntuales que unen al texto con la historia, se buscará responder: ¿de dónde nace el deseo humano de emigrar que da sentido a la colonización en ambas historias?, y ¿a qué se refiere la “pacificación”, en la que los colonizadores parecen disfrutar escudarse como una forma de justificar sus acciones?.

Palabras clave: Ray Bradbury. Conquista. Colonización. Pacificación..

Abstract.
This article will review Bradbury's work to explore its connection with an important historical event on our continent: the Spanish conquest. For several reasons that will be examined in greater depth below, a number of researchers have already taken an interest in exploring this comparative reading, including Juan Durán Luzio in his article “Crónicas Marcianas: De la conquista de América a la conquista de Marte” (The Martian Chronicles: From the conquest of America to the conquest of Mars) and Tatiana Herrera Ávila in “Crónicas Marcianas: El Triple Sistema” (The Martian Chronicles: The Triple System). Both are important sources for this text and will be cited frequently. In addition to reviewing specific events that link the text to history, we will seek to answer the following questions: Where does the human desire to emigrate, which gives meaning to colonization in both stories, come from? And what does “pacification” refer to, which the colonizers seem to enjoy using as a shield to justify their actions?.

Keywords: Ray Bradbury. Conquest. Colonization. Pacification.

 
 

Cómo citar este artículo (APA):

En párrafo (Parentética):
(Cueva, 2025, p. __)

En lista de referencias:
Cueva, L.M. (2025). 1492, Marte: Reverberación de la Conquista del Continente Americano en Crónicas Marcianas. Revista Sincronía. XXIX(88). 132-144 DOI: 10.32870/sincronia.axxix.n88.7.25b

   
 
 

Instroducción
Crónicas Marcianas (2022), publicada por Ray Bradbury en 1950, es una obra que desafía los límites entre pasado y futuro. En este libro vemos la historia del hombre terrícola que conquista Marte y, como bien sabe hacer, lo destruye. Bradbury nos permite ver un destello de lo que son la cultura y los saberes de la civilización marciana, que —como una estrella fugaz— rápido vemos extinguirse frente a nuestros ojos.

En esta historia se explora la colonización del planeta rojo desde una perspectiva histórica. Los relatos que en este libro se narran no claman ser cuentos, sino que en el índice nos encontramos con una cronología que recopila los sucesos más importantes de un fenómeno tan grande y extenso como lo es la conquista de un nuevo mundo.

En este artículo se hará una revisión a la obra de Bradbury para indagar su conexión con un importante suceso histórico de nuestro continente: la conquista por parte de España. Por varios aspectos que se examinarán más a fondo en lo posterior, ya varios investigadores se han interesado por ahondar en esta lectura comparativa, como lo son Juan Durán Luzio con su artículo “Crónicas Marcianas: De la conquista de América a la conquista de Marte”, o Tatiana Herrera Ávila con “Crónicas Marcianas: El Triple Sistema”; ambas importantes fuentes para este texto que serán citadas con frecuencia. Además de revisar acontecimientos puntuales que unen al texto con la historia, se buscará responder: ¿de dónde nace el deseo humano de emigrar que da sentido a la colonización en ambas historias?, y ¿a qué se refiere la “pacificación”, en la que los colonizadores parecen disfrutar escudarse como una forma de justificar sus acciones?

¿Por qué “crónicas”?
Señala Durán Luzio (1992) que desde el título podemos encontrar una pista de lo que posiblemente Bradbury intentaba hacer con este libro: explorar la conquista de un pueblo ficticio tomando como base la conquista de un pueblo real. Crónicas era el término que los historiadores de indias —es decir, aquellos que escribieron sobre la conquista del continente americano mientras ésta sucedía— utilizaban para nombrar sus escritos, que se caracterizaban por tener una gran carga ideológica. Prueba de ello está en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, escrita por el conquistador y cronista Bernal Díaz de Castillo; en este mismo libro Díaz de Castillo denuncia la falta de verdad presente en los escritos de sus coetáneos que se habían dado a la misma tarea que él:

Estando escribiendo en esta crónica acaso vi lo que escriben Gómara e Illescas y Jovio en las conquistas de Méjico y Nueva España, (…) y con este pensamiento torné a leer y a mirar muy bien las pláticas y razones que dicen en sus historias, y desde el principio y medio ni cabo no hablan lo que pasó en la Nueva España, y desde que entraron a decir de las grandes ciudades tantos números que dicen que había de vecinos en ellas, que tanto les da decir ochenta mil como ocho mil. (1632)

Es curioso y casi paradójico que un cronista desacredite el propio género en el que escribe. Al respecto, podemos tomar la definición de Herrera Ávila de lo que es una crónica:

La crónica se construye, entonces, como un testimonio subjetivo en la medida en que se impone la visión del cronista a la hora de narrar los hechos, y en consecuencia, se produce un entrecruzamiento de la imaginación y el recuerdo. En este sentido, constituye un arte verbal para reconstruir una época y genera una interpretación de un mundo desconocido; más que verdadera, es verosímil. (2011)

Tomando esto en cuenta, no es tan descabellado que Bradbury decida llamar crónicas a los escritos que conforman este libro, puesto que —tal como las crónicas de Indias— se basan en una parte ficticia y algo que nuestra historia nos ha dejado bien claro: el instinto de exterminio y superioridad que el hombre siente cuando se encuentra con un ser diferente a él mismo.

A continuación, se revisarán punto a punto algunos de los aspectos históricos específicos que unen Crónicas Marcianas con la conquista del continente americano por parte de los españoles.

Preparación del viaje: medio de transporte y premoniciones
Las Crónicas Marcianas dan inicio con un relato situado en enero de 1999, titulado El verano del cohete. En éste, Ohio sufre un repentino cambio de estación a medio invierno: el cohete de la estación expide olas de calor que transforman el fiero invierno en un inesperado verano.

Vemos en este primer relato el medio de transporte que llevará al nuevo mundo a los terrícolas, en lo que parece una empresa enorme e inusual. Además, este medio de transporte desafía lo imposible: modificar el clima. Esto podría ser un reflejo de las carabelas utilizadas por Colón que, de tan avanzadas, lograron modificar la geografía que se había tenido vigente por veinte siglos (Durán, 1992, p. 5). Menciona el doctor José María García Redondo (2019), experto en historia de la cartografía en territorio mexicano, que el “tropiezo” de Colón con América fue una revolución para aquéllos que trazaban los mapas, puesto que debían repartir las tierras que parecían haber aparecido por arte de magia entre los reinos por medio del Tratado de Tordesillas.

El segundo y el tercer relato (situados en febrero y agosto de 1999, respectivamente) hablan de premoniciones. En Ylla conocemos la historia de una marciana atrapada en un matrimonio infeliz, que sueña con un hombre muy diferente a ella que baja del cielo en una “cosa de metal que relucía a la luz del sol”, para después decirle que viene del tercer planeta y se llama Nathaniel York; más adelante en el cuento descubrimos que el sueño de Ylla es en realidad una premonición.

Por otro lado, en Noche de verano se nos presenta la historia de una cantante marciana que, en medio de su interpretación, expulsa involuntariamente raras palabras de una lengua desconocida que hacen entrar en pánico a todos los oyentes. Estas raras palabras son en realidad versos de Shakespeare.

En América las premoniciones también estaban presentes. Los originarios tenían una leyenda que hablaba de Quetzalcóatl, un hombre de tez clara, cabellos rubios y barba espesa que llegó a Tula a compartir la Toltecayótl (conocimiento)con la gente nativa de ahí, que era casto y que no aceptaba sacrificios humanos (Cisneros, 2019). Los frailes aprovecharon la apariencia de esta divinidad para hacer creer a los conquistados que Quetzalcóatl había sido un apóstol enviado por Dios antes de la llegada de los españoles, y ahora llegaban ellos a evangelizar (Xiu, 2017).

Expediciones sin éxito
En la primera expedición a Marte, contada desde la perspectiva marciana (ya referida anteriormente) vemos como Ylla anhela la llegada de Nathaniel York. Este intento de ocupación termina con brusquedad cuando el marido de Ylla mata a los tripulantes de la Tierra en un ataque de celos. Dice Francisco Giordano al respecto:

Para Bradbury, a veces, los marcianos son increíblemente parecidos a los terrestres, y en ocasiones completamente diferentes. La exploración del primer astronauta no fracasa por una falla tecnológica o un complejo choque con la cultura local, sino por un motivo vulgar y que nos suena próximo: la ira del esposo celoso de Ylla, volcada sobre el explorador cuya llegada esperaba ansiosamente su esposa. (2022)

Esta imagen de los conquistadores que toman a la mujer nativa casi como moneda de cambio o recompensa está igual de presente en la historia de la conquista de nuestro continente. Remite Díaz de Castillo en sus crónicas:

No fue nada todo este presente en comparación de veinte mujeres, y entre ellas una muy excelente mujer, que se dijo doña Marina, que así se llamó después de vuelta cristiana. Cortés recibió aquel presente con alegría, y se apartó con todos los caciques y con Aguilar, el intérprete, a hablar, y les dijo que por aquello que traían se lo tenía en gracia; mas que una cosa les rogaba, que luego mandasen poblar aquel pueblo con toda su gente y mujeres e hijos (1632, p. 18).

Obsequiar mujeres como una manera de “dar una bienvenida” o “formar lazos de amistad” era común en la conquista. Los invasores venían al continente no sólo con el objetivo de llevarse los metales preciosos, sino también de ostentar su poder al violar y robar a mujeres. Abundan narraciones de esta clase de actos, como la Carta de Savona (1495) que la doctora Miriam López reproduce en su libro (2023):

Mientras estaba en la barca hice cautiva a una hermosísima mujer caribe, que el susodicho Almirante me regaló, y después que la hube llevado a mi camarote, y estando ella desnuda según es su costumbre, sentí deseos de holgar con ella. Quise cumplir mi deseo pero ella no lo consintió y me dio tal trato con sus uñas que hubiera preferido no haber empezado nunca. Pero al ver esto (y para contártelo todo hasta el final), tomé una cuerda y le di de azotes, después de los cuales echó grandes gritos, tales que no hubieran podido creer tus oídos. Finalmente llegamos a estar tan de acuerdo que puedo decirte que parecía haber sido criada en una escuela de putas.

La conquista de América y la de Marte están empapadas de una misoginia que hace creer al invasor que son los hombres los que le darán el poder de sus tierras y las mujeres que las habitan. Y, si este poder no le es entregado, lo tomará. López Hernández dice que éstos “construyeron la imagen de que las nuevas tierras eran como mujeres vírgenes a las que había que seducir y abusar” (2023, p. 76).

Por otro lado, tenemos la segunda expedición al planeta rojo, presentada en un relato titulado Los hombres de la tierra. En éste los terrícolas llegan a Marte y, sintiéndose merecedores de un recibimiento digno por su gran hazaña, llaman a la casa de una mujer para contarle su gran logro. La mujer no puede estar menos interesada, así que los despacha con rapidez y cierra la puerta. Así, los hombres van de un lado de Marte al otro, desesperados por recibir unas palmaditas en la espalda.

Observamos aquí un choque entre dos sistemas de valores diferentes: los terrícolas no soportan que los marcianos no estén felices con sus “logros”, y no comprenden por qué no están armando una fiesta. En América, los conquistadores no concebían que los nativos no quisieran ser “pacificados” o arrastrados a una religión que no profesaban, puesto que sólo podían juzgarlos bajo su propia concepción de la vida (Durán, 1992, p. 8). Más adelante ahondaremos más en este aspecto.

La utopía: tercera expedición a marte
Antes de entrar a la tercera expedición de Marte, es importante definir las motivaciones que llevan al ser humano a la búsqueda de un nuevo mundo, que pareciese ser perfecto.

Herrera Ávila (2011) menciona que desde el inicio de nuestros tiempos la raza humana ha estado en la búsqueda de un lugar perfecto: los campos elíseos, los Edenes, las Nuevas Atlántidas y —en el caso de Colón— el Paraíso Terrenal, que se creía que estaba en Oriente:

Concluyendo, dice el Almirante que bien dijeron los sacros teólogos y los sabios filósofos que el Paraíso Terrenal está en el fin de Oriente, porque es lugar temperadísimo. Así que agora aquellas tierras que él había descubierto es —dice él— el fin de Oriente (Colón, Los cuatro viajes del almirante y su Testamento).

Sin embargo, para entender esta perspectiva utópica no es necesario irnos tan lejos. Tan sólo pensemos en la gente de las ciudades, que por la ajetreada vida que conlleva la urbanidad, con su ruido y su tráfico, anhela poder irse a vivir al campo. Pensemos, también, en la imagen que tenemos de las ciudades de “primer mundo”, consideradas lugares seguros, sin crimen y con una economía estable, a las que vemos como modelo o —los más desesperanzados— como destino de huida.

No resulta extraño, entonces, que Ray Bradbury presente Crónicas Marcianas como una hipótesis de lo que sucedería si el ser humano llega al Paraíso Extraterrenal que tanto ha soñado. Sobre todo, si se toma en cuenta el contexto histórico en el que esta obra fue escrita: en un Estados Unidos asolado por dos guerras mundiales, una fuerte caída económica y la marginalidad de algunos grupos. La necesidad de una utopía a la que aferrarse, una vía de escape, es característica del espíritu humano. Dice Herrera Ávila:

Esto resulta pertinente por cuanto ante un mundo en crisis, a pesar de la negatividad y el desencanto, de la pérdida de la fe, paradójicamente aumenta la necesidad de la utopía, puesto que precisamente ante la crítica de la realidad, se busca transformar todo y trastocar la maldad por la bondad. Es ante el descontento que se buscan nuevas puertas, y es ante las puertas cerradas que descubrimos las ventanas abiertas, como dice el viejo refrán, o nuevos caminos que nos lleven a un mundo mejor (2011).

Volvamos al tercer intento de conquista del planeta rojo. En el cuento La tercera expedición los astronautas aterrizan en un Marte que se oculta tras un disfraz: gracias a los alienígenas, Marte es un espejismo de un pueblito de Illinois en 1926. Y, lo que lo hace más increíble, es que en él habitan todos los seres queridos que los conquistadores creían muertos:

—[…] nunca imaginamos que encontraríamos una cosa como ésta en Marte.
—Pues la han encontrado. Me atrevería a decirle que hay muchas cosas en todos los planetas que les revelarían los infinitos designios de Dios.
—¿Esto es del cielo? —preguntó Hinkston.
—Tonterías, no. Es un mundo y tenemos aquí una segunda oportunidad. Nadie nos dijo por qué. Pero tampoco nadie nos dijo por qué estábamos en la Tierra (Bradbury, 2022, p. 70).

De igual manera, cuando los españoles llegaron a América se sintieron fuertemente atraídos por las leyendas que los nativos caribeños les contaron acerca de una tierra más al norte en cuyos cuerpos de agua brotaba un líquido revitalizante que les permitía vivir muchos años (Pero eso es otra Historia, 2021, 1:34-1:51). Los invasores relacionaron este lugar con el Mito de la Fuente de la Eterna Juventud, popular en Europa, y se cree que Ponce de León se afanó en encontrarla.

Además, también fue en la tercera expedición que Cristobal Colón creyó haber dado con el lugar en el que las Escrituras situaban el Paraíso: un Jardín cerca de la desembocadura del Orinoco (Durán, 1992, p. 9).

Los conquistadores llegan a su destino: la “pacificación”
El Diccionario del Español de México define pacificación como el “acto de pacificar una región o una población que estaba en guerra” (RAE, s.f.). La RAE dice que pacificar significa “establecer la paz donde había guerra o discordia”. Parte intrínseca de la pacificación es —o debería de ser—no traer consigo más conflicto, sin embargo, a veces el ser humano se escuda en la “pacificación” para ocultar sus verdaderas intenciones.

El invasor llega al nuevo territorio con el objetivo de robar: toma todos los bienes, destruye todo lo que el nativo construyó y le pone su nombre a ríos, montañas, lagos. El invasor no puede aceptar que los nativos viven bajo un sistema de valores diferente y que no quieren cambiarlo; por lo tanto, impone sus pensamientos a la fuerza y lo llama pacificación. Decía Benedetti en su Oda a la pacificación (2020)que “hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados (…) es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda”.

Al respecto de la conquista del continente americano está lo que dice Bernal Díaz del Castillo al inicio de sus crónicas: “Por lo que a mí me toca y a todos los verdaderos conquistadores mis compañeros que hemos servido a Su Majestad así en descubrir y conquistar y pacificar todas las provincias de la Nueva España” (1632, p. 2).

Esta declaración de intenciones inicial no tarda ni una cuartilla en verse nublada por una ambición: una necesidad de poseer, que ya no ve a los nativos como un pueblo que salvar o “pacificar”, sino como un objeto a ser utilizado:

Pues desde que tuvimos la licencia nos embarcamos en un buen navío, y con buen tiempo llegamos a la isla de Cuba y fuimos a hacer acato al gobernador; y él se holgó con nosotros y nos prometió que nos daría indios, en vacando.

Como se habían ya pasado tres años (…) y no habíamos hecho cosa ninguna que de contar sea, acordamos juntarnos ciento diez compañeros de los que habíamos venido de Tierra Firme y de los que en la isla de Cuba no tenían indios y concertamos con un hidalgo que se decía Francisco Hernández de Córdoba, que era hombre rico y tenía pueblo de indios en aquella isla, para que fuese nuevas para en ellas emplear nuestras personas.

Los españoles quedaron impresionados cuando vieron los grandes y hermosos pueblos de las tierras a las que habían arribado (Del Castillo, 1632, p. 27), sin embargo, esto no los detuvo para destruir su arquitectura y esclavizar a su gente. Bradbury presenta en su libro una situación similar, pues cuando se le pregunta a los terrícolas de la cuarta expedición cómo se sentirían en la posición de los marcianos (“¿Cómo se sentirían si fuesen marcianos y viniera alguien y se pusiera a devastar el planeta?”)  éstos se quedan callados, en lo que se interpreta como: “Agarra lo que puedas, lo que encuentras es tuyo; si el contrario te ofrece la otra mejilla, abofetéalo sin miedo” (Bradbury, 2022, p. 95).

En esta cuarta expedición a Marte, contenida en la crónica, Aunque siga brillando la luna (Bradbury, 2022, pp. 80-111), los terrícolas se encuentran con un bellísimo planeta con grandes ciudades, torres, canales y anfiteatros; no obstante, algunas ciudades llevan extintas cientos de años, y otras tan sólo algunos días. ¿El motivo? Una varicela traída por los astronautas de expediciones pasadas que acabó con buena parte de la población marciana, cuyos sistemas inmunológicos no estaban acostumbrados a esta enfermedad. Spender —figura sumamente importante para la historia, de la que hablaremos con más profundidad en un momento—está indignado y enfurecido porque una enfermedad común e inofensiva como la varicela “que en la Tierra no mata ni a los niños” haya acabado con una civilización tan majestuosa como lo fue la marciana. Esto recuerda a las enfermedades que trajeron los castellanos a Nueva España, que tuvieron el mismo efecto que en el relato de Bradbury. Dijo el soldado y cronista Francisco de Aguilar al respecto que “Dios consideró adecuado enviar la viruela a los indios y hubo una gran pestilencia en la ciudad” (News Mundo, 2020).

Además, en este relato se presenta el bautismo de las tierras que ya tenían un nombre para adaptarlas a lo conocido por los conquistadores. En una noche de borrachera el soldado Biggs bebe seis botellas con avidez, para después tirarlas en un canal al tiempo que dice “Yo te bautizo, yo te bautizo, yo te bautizo (…), yo te bautizo Biggs, Biggs, canal Biggs”. Esto recuerda a Colón, que tras desembarcar decidió renombrar la isla Guanahaní como “San Salvador” (Durán, 1992, p. 12).

El colonizador rebelde
En Aunque siga brillando la luna conocemos a Spender, un arqueólogo terrícola que es parte de la cuarta expedición y que, al ver las maravillas culturales y topográficas de Marte, queda embelesado. A lo largo de este relato, Spender intenta concientizar a sus compañeros colonizadores de la importancia de cuidar un lugar tan bello aún en sus ruinas como lo es Marte; sin embargo, cuando Spender entiende que el resto de astronautas no vacilará un segundo antes de destruir esa belleza, decide declararse marciano y aniquilar al resto de la tripulación.

Podemos ver en el intento de prodigar respeto a los nativos varias figuras de la conquista de América. Tomemos como ejemplo a San Bartolomé de Las Casas, que alegaba a favor del respeto mutuo como un postulado de cristianismo universal (Durán, 1992, p. 12). Además, el interés de Spender por los libros de filosofía marcianos recuerdan a Fray Bernardino de Sahagún y el padre Francisco Ximénez, que pretendían comprender las culturas antes de destruirlas (Durán, 1992, p. 13).

Es de suma importancia para comprender la motivación de este artículo, además, citar las palabras que Spender menciona en su alegato: “¿Recuerda usted lo que pasó en México cuando Cortés y sus magníficos amigos llegaron de España? Toda una civilización destruida por unos voraces y virtuosos fanáticos. La historia nunca perdonará a Cortés” (Bradbury, 2022, pp. 102). Esto pone sobre la mesa explícitamente el tema de la conquista del continente americano: Spender es consciente del ciclo que se está repitiendo.

Conclusión
En Crónicas Marcianas, ya un clásico de la ciencia ficción, se comprueba aquello que ya decía Aristóteles en su Poética: que la Historia dice lo que ha ocurrido y la Poesía (llamada ahora literatura) lo que podría suceder. Por tanto, conocer la historia nos permitirá acercarnos a la literatura de un modo más familiar en el que veremos en lo ficticio un eco de lo no lo es.

No es Crónicas Marcianas únicamente una preciosa pintura de la utópica vida en Marte, con su cultura, su gente y sus costumbres. No es, mucho menos, una historia de la convivencia de los terrícolas y los marcianos en el planeta rojo, la unión de dos civilizaciones que ven en el Otro una oportunidad de mejora. Crónicas Marcianas es, en cambio, la narración de la Conquista de un pueblo, a manos de hombres que cometen las mismas atrocidades que sus antepasados ya habían hecho en América. Considera Buzón:

Más que sobre marcianos este libro trata acerca de los terrestres. Influido por el pesimismo de la época en la que está escrito, el libro contiene una visión negativa del ser humano. Puede que consigamos vencer a los marcianos y colonizar Marte, pero no lograremos vencernos a nosotros mismos. Ni siquiera en Marte podremos escapar de nuestras miserias, ya que las llevaremos con nosotros (2003).


 
   

Referencias

Benedetti, M. (2020). Oda a la pacificación. En Antología poética (p. 68).

Bradbury, R. (2022). Crónicas Marcianas (37.a ed.), Booket. (Obra original publicada 1944)

Cisneros, S. (2019, 30 diciembre). Quetzalcóatl, la leyenda de la Serpiente Emplumada - México Desconocido. México Desconocido. https://www.mexicodesconocido.com.mx/quetzalcoatl-serpiente-emplumada.html

Del Castillo, B. D. (1632). Historia verdadera de la conquista de la Nueva-España. https://biblioteca.org.ar/libros/11374.pdf

Durán, J. (1992). Crónicas marcianas: De la conquista de América a la conquista de Marte. Letras, 1(25-26), 85-106. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5476216

García, J. M. (2019). La cartografía al servicio de la conquista. www.casamerica.es. https://www.casamerica.es/sociedad/la-cartografia-al-servicio-de-la-conquista

Giordano, F. (2022). Crónicas Marcianas (1950) de Ray Bradbury. Revista Guay. https://revistaguay.fahce.unlp.edu.ar/index.php/2022/03/15/cronicas-marcianas-1950-bradbury/

Historia de América (s.f.) Tema 4.1. Población. https://blogs.ua.es/historiadeamerica/tema-4-poblacion/

News Mundo (2020) La pandemia que mató a miles hace 500 años en México (y cómo ayudó a la conquista española). (2020, 28 noviembre). BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-54924678

López, M. (2023). Sexo y Conquista. En Sexo y guerra durante el Posclásico y la Conquista (pp. 76-80). ttps://foem.edomex.gob.mx/sites/foem.edomex.gob.mx/files/catalogo/SEXO_Y_GUERRA_DURANTE_EL_POSCLA%CC%81SICO_Y_LA_CONQUISTA.pdf

pacificación. (s. f.). En Diccionario del Español de México. https://dem.colmex.mx/Ver/pacificaci%c3%b3n

Pero eso es otra Historia. (2021, 31 marzo). El Mito de la Fuente de la Eterna Juventud y Juan Ponce de León (Documental Historia mitología) [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ShwZBlQMGOE

RAE. (s. f.). pacificar. En Diccionario de la Lengua Española. https://dle.rae.es/pacificar

iu. (2017, 4 enero). ¿Era Quetzalcoatl realmente blanco y barbado? Matador Español. https://matadornetwork.com/es/era-quetzalcoatl-realmente-blanco-y-barbado/

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Departamento de Filosofía / Departamento de Letras